San Luis merecía sumar por primera vez en el Clausura. No sólo este domingo, también en las fechas anteriores, donde se quedó en blanco. Everton también lo merecía, por su buen juego y su condición de líder. Por eso el empate 1-1 fue lo más justo en Quillota, aunque posiblemente ninguno se fue contento con el resultado.
En un domingo sin los equipos grandes en cancha, la responsabilidad de ser protagonista le pertenecía a los viñamarinos, por su condición de invictos y punteros del campeonato nacional. Pero si se habla de presión, la de San Luis era igual o más fuerte, ya que tras dos derrotas en las primeras jornadas, el peligro latente de perder de la categoría se hacía casi insostenible para los locales.
Elementos para un partido atractivo, entonces, había de sobra. Porque ya dentro de la cancha, más allá de la disparidad de resultados, ambos equipos habían mostrado una intensidad y dinámica más que interesantes. Y, en ese sentido, los protagonistas no defraudaron.
Esquemas similares, con mucho juego por las bandas y buenos distribuidores desde la zona de contención, tanto San Luis como Everton fueron tomando vuelo a medida que los minutos transcurrían en el estadio Lucio Fariña. Cuando chocan potencias similares, en todo caso, muchas veces ocurre que se anulan entre sí. Eso veía en el campo, tema que preocupaba principalmente a Miguel Ramírez, el entrenador de los quillotanos.
Es que dentro de esa equiparidad de fuerzas, era Everton quien rondaba más el arco de los dueños de casa, gracias a la movilidad del colombiano Morelo y del argentino Cerato. El segundo, de hecho, estuvo a punto de convertir antes de la media hora. Se comió el gol en doble instancia y, quizás gracias a eso, el cuadro canario logró despertar. Cuatro minutos después, de hecho, San Luis se encontró con la apertura de la cuenta tras una muy combinación por el sector derecho del ataque. Todo lo cerró Carlos Escobar, en el corazón del área.
La tarea se complicaba para Everton, más todavía por la lesión de Morelo (microdesgarro), que lo obligó a dejar el terreno. Y ni hablar del penal que Becerra se perdió a los 42'. A Vitamina Sánchez sólo le quedaba esperar el descanso para reordenar sus piezas.
El técnico dio en el clavo con su charla en el camarín, ya que los ruleteros salieron con un nuevo airea al complemento. Decididos a empatar el marcador, se instalaron en campo del anfitrión y se adueñaron del partido. Lo mejor para los Oro y Cielo es que se encontraron rápido con la igualdad, mediante el disparo certero de Dilan Zúñiga. El gol reforzó la convicción de la visita y sembró nerviosismo en la filas amarilla. Cómo no, si por segunda fecha consecutiva les podían dar vuelta el partido.
La cara larga y los retos de Ramírez se acrecentaron desde la orilla de la cancha. Everton, sin embargo, seguía imponiendo los términos del juego. Cerato se lo volvió a perder (el transandino debe trabajar mucho la definición) y Echeverría obligó una gran tapada de Matías Cano.
El partido se prendía cada vez más. Porque San Luis por fin reaccionó y creó serio peligro en la portería de Eduardo Lobos. De hecho, el arquero viñamarino se consagró con dos atajadas notables, frente a los tiros dentro del área de Abán y Escobar. Ambos merecían la red, pero el ex Colo Colo lo evitó.
Finalmente, el asunto terminó en tablas. Resultado justo para un encuentro que entretuvo de principio a fin, con dos elencos que no están llamados a ser los grandes animadores del campeonato, pero que sí tienen armas y la intención de hacerlo. Dos equipos que quieren escapar del descenso y que en la tabla acumulada quedan igualados en 22 puntos, por ahora fuera de peligro, aunque muy lejos de cantar victoria.