A Fidel Castro y Hugo Chávez. Y a "todos los pueblos que luchan contra el imperialismo" les dedicó su triunfo anoche Evo Morales, quien consiguió su segunda reelección con el 59,7% de los votos, según un conteo rápido de Ipsos. Asomado por el balcón del Palacio Quemado y acompañado de cientos de seguidores que gritaron "¡Mar para Bolivia!" en la Plaza Murillo de La Paz, el Presidente boliviano prometió convertir a su país en un centro energético. "¡Patria sí, colonia no", gritaron los adherentes de Morales, que lanzaron petardos, bailaron diabladas y lucieron prendas azules, en alusión al Movimiento al Socialismo (MAS). "Voy a gobernar obedeciendo al pueblo", aseguró Evo, ovacionado como un rockstar, por una "ola azul" que agitaba banderas con la imagen de Ernesto Che Guevara.

De acuerdo con las primeras proyecciones, el empresario cementero Samuel Doria Medina lograba un 25,1% y reconocía el triunfo de Morales. En tercer lugar quedó el ex presidente Jorge "Tuto "Quiroga, quien obtenía un 9,5% y se negaba a reconocer su derrota. De todos modos, Evo Morales no lograba la meta de lograr un 74%, 20 puntos más respecto de su reelección anterior en 2009 y 10 puntos más que su primera elección en 2005, cuando se convirtió en el primer presidente indígena de Bolivia.

Esta vez, la elección de Morales tuvo un ingrediente inédito. Por primera vez logró imponerse en la llamada "Media Luna", que agrupa a los departamentos opositores de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, en el oriente boliviano. "Ahora tendremos luna llena", dijo Morales anoche. Así, consiguió mayoría en ocho de los nueve departamentos bolivianos (Beni fue la excepción) y algo más: una unión histórica entre oriente y occidente (La Paz, Oruro, Cochabamba, Potosí y Chuquisaca).

En Santa Cruz, Morales lograba un 50,7%, un triunfo histórico, dado que ese lugar era la cuna de la oposición. Hasta anoche, el MAS estaba muy cerca de lograr los dos tercios del Congreso. El MAS obtenía 80 diputados de un total de 130, y 24 senadores de 36. Los analistas sostienen que el gobierno buscará la reelección indefinida.

"Yo voté por Evo, no hay otra opción. El es de los nuestros", comentó a La Tercera Marco Melgar, un vendedor ambulante, en el Colegio Tarapacá, en El Alto. La jornada electoral transcurrió con normalidad. En Bolivia el voto es obligatorio y el día de las elecciones no pueden circular vehículos, por lo que los 6,2 millones de votantes bolivianos debieron trasladarse a sus centros de votación a pie o en bicicleta.

Evo Morales gobernará hasta 2020 y completará 14 años. Ningún otro presidente boliviano electo en forma democrática logró gobernar por tantos años. Víctor Paz Estenssoro tuvo cuatro períodos y completó 12 años en el poder, pero no de manera consecutiva como Morales. Precisamente, algunos analistas estiman que hay un claro paralelo entre el gobierno del MAS y la Revolución de 1952 liderada por Paz Estenssoro, que nacionalizó las minas y llevó a cabo un profundo cambio.

Para algunos bolivianos, Morales lleva demasiados años en el gobierno; otros estiman que se ha convertido en un líder pragmático. "Hay abusos de poder. Evo lleva muchos años. Yo antes voté por él, pero ya no", dijo a La Tercera Arancha, una joven de clase media en el barrio paceño de Miraflores.

La oposición boliviana acusa al presidente de controlar los medios de comunicación y la justicia. Pero estas denuncias no influyen entre los seguidores de Morales, pero sí entre la creciente clase media boliviana. Los comicios tuvieron lugar en un año en que Bolivia tendrá un crecimiento económico de 5,2% según el FMI, aunque el gobierno lo estima en 5,7%. De todos modos, es el mayor de Sudamérica. Si en 2006 ingresaban al país US$ 400 millones por la exportación de hidrocarburos, esta cifra asciende hoy a US$ 6.000 millones, tras la nacionalización.

El triunfo de Morales no sólo se explica por la bonanza económica, sino que también por la fragmentación de la oposición, por la disminución de la polarización, por el mensaje más inclusivo del gobierno y porque el presidente mantiene su carisma.

Entre los desafíos de Morales resaltan la búsqueda de un sucesor, convertir a Bolivia en una potencia energética industrializada y seguir disminuyendo la pobreza.

La profunda crisis de la oposición

Se suponía que tenían un acuerdo. Que el tercero en las encuestas renunciaría a favor del segundo. Pero nada de aquello sucedió. La oposición boliviana acudió a las elecciones de ayer profundamente dividida, con posiciones irreconciliables entre Samuel Doria Medina y Jorge "Tuto" Quiroga. Además, en los comicios se presentó el ex alcalde de La Paz y ex aliado de Evo Morales, Juan del Granado (Movimiento Sin Miedo), y Fernando Vargas, indígena del Partido Verde.

Los analistas estiman que tras las elecciones la oposición no tendrá mayor margen de maniobra en el Congreso y transcurridos seis meses comenzarán a realizar su oposición a través de los medios de comunicación.

Se espera que Doria Medina vuelva a sus negocios y Quiroga a su trabajo de consultor en Estados Unidos. Esta fue la tercera vez en que el empresario cementero postuló a la Presidencia, mientras que Quiroga lo intentó sin éxito en 2005.

Entre las nuevas figuras de la oposición, para las elecciones de 2019 ya se perfila Waldo Albarracín, el rector de la Universidad Mayor de San Andrés (Umsa), conocido defensor de causas relacionadas con derechos humanos.

La oposición espera conseguir algunas gobernaciones y municipios claves en las elecciones de marzo del próximo año, pero todo dependerá de la nueva configuración de las fuerzas políticas que surjan de los comicios de ayer.