Ex agente de la DINA afirma que hubo fraude en plebiscito constitucional de 1980 en Chile
Jorgelino Vergara -ex asesor de Manuel Contreras - detalla en un libro que los uniformados recibieron la orden de concurrir a votar varias veces, a fin de lograr la aprobación de la normativa para la nación.
Un fraude para permitir la aprobación de la Constitución de 1980, propuesta por la Junta Militar en Chile, habría sido el factor que gatilló que se contara con los votos suficientes para validar la implementación de la normativa, según dijo un ex agente de Inteligencia del régimen militar.
De acuerdo con el relato de Jorgelino Vergara, quien durante el gobierno militar perteneció sucesivamente a la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y a la CNI (Central Nacional de Informaciones) y llegó a ser ayudante personal del general Manuel Contreras, el temido jefe de la DINA, miles de agentes de seguridad y funcionarios votaron varias veces en el plebiscito convocado por Augusto Pinochet en 1980.
El exagente reveló el presunto fraude al periodista Javier Rebolledo, quien lo consigna en su libro "La Danza de los Cuervos", que será presentado el próximo 25 de junio en Santiago, y según su versión, en el plebiscito, celebrado el 11 de septiembre de 1980, todos los miembros de la CNI, además de muchos funcionarios públicos y leales al régimen recibieron la orden de votar varias veces para facilitar el triunfo del "sí" a la Constitución.
La ausencia de registros electorales -los antiguos fueron destruidos por la dictadura- facilitó el fraude, pues sólo se necesitaba el documento de identidad para votar en el plebiscito, en cualquiera de los lugares habilitados para ello.
"Estábamos acuartelados (...) Nos ordenaron que debíamos acudir a diversos municipios de Santiago para votar por el sí a la Constitución", relata Vergara en el libro.
De ese modo, unos 3.000 agentes de la CNI pasaron el día recorriendo diversos sectores de Santiago, en todos los cuales votaron, con sólo un paréntesis al mediodía para almorzar, añade y precisa que en el recorrido se encontraban con funcionarios de otras reparticiones "que andaban en lo mismo".
Vergara señala que al parecer los responsables de los locales de votación estaban al tanto de la maniobra, pues en ninguno tuvieron problema alguno y "nadie nos pidió siquiera ponernos en la fila".
Según datos oficiales, en el plebiscito de 1980 ganó el "sí" con un 67,04 % de las preferencias, frente a un 30,19 % de votos por el "no". Hubo además un 2,77 % de votos nulos y un 1,33 % de votos en blanco, para un total de 6.271.868 sufragios contabilizados.
Jorgelino Vergara se hizo conocido el año pasado como protagonista del documental "El Mocito", de Marcela Said y Jean de Certeau, que cuenta su vida como agente y que fue presentado en varios festivales, entre ellos los de Berlín y Santiago y difundido hace algunos meses por un canal de la televisión local.
Vergara lleva el apodo de "Mocito" desde 1974, cuando a los 15 años llegó a la casa del general Manuel Contreras para trabajar de mozo (ayudante o camarero).
El jefe de la DINA le tomó simpatía y dispuso su entrenamiento como agente del organismo, hasta que un tiempo después fue destinado a trabajar, también como mozo, en el cuartel "Simón Bolívar", cuya existencia permaneció en secreto hasta hace pocos años y era la sede operativa de dos brigadas operativas ("Lautaro" y "Delfín").
El lugar era un centro de exterminio, del que ningún prisionero salió vivo.
Allí murieron todos los integrantes de tres direcciones clandestinas sucesivas del Partido Comunista cuyos cadáveres fueron lanzados al mar después de haberles borrado a fuego las facciones y las huellas dactilares.
En 2007, el "Mocito" reveló al ya fallecido juez Víctor Montiglio, la existencia de ese cuartel y de las brigada Lautaro y Delfín.
Entregó además al magistrado una larga lista de agentes totalmente desconocidos hasta entonces, información que permitió a Montilglio procesar a más de sesenta de ellos.
Vergara, ni en el documental ni en sus declaraciones judiciales dice nada acerca del fraude de 1980, ni se extiende demasiado en los detalles de todo lo sucedido en el cuartel Simón Bolívar, lo que ahora hace en el libro de Rebolledo, que fue asistente de dirección del filme.
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