Durante casi cinco años Reggie Love -un ex basquetbolista de la Universidad de Duke- fue la sombra de Barack Obama, a quien acompañó desde su época de precandidato en 2007, hasta que llegó a la Casa Blanca. Como su asistente personal, sabía prácticamente todo lo que hacía el actual Presidente norteamericano. Love servía la comida de Obama, llevaba su equipaje, compraba su ropa, cuidaba a sus hijas Malia y Sasha e incluso llegó a conocer su lado más severo, momentos en que el jefe de Estado desataba toda su ira contra él.
Todas sus anécdotas, Love las plasmó en sus memorias: "Power Forward: My presidential Education", a la venta desde comienzos de marzo. En su libro, el ex asistente presidencial, narra pasajes desconocidos y aristas ocultas de la personalidad de Obama. Desde la mirada de Love, el libro expresa también las lecciones que aprendió en su vida, tanto en el deporte como en su experiencia como ayudante del mandatario.
El retrato que el autor muestra de Obama es la de un hombre obsesivo. Según Love, el Presidente se preocupaba de manera excesiva por los zapatos que iba a usar. Los zapatos debían sentirse de una forma y verse de otra forma. Y si no podía usar sus zapatos favoritos, era un verdadero desastre, cuenta Love.
Esta misma situación, se repetía con la comida. Durante el período de campaña Love no podía traer chicle, ni barras energéticas con sabor a fruta. Sólo podía llevar ensaladas en casos de emergencia, y ni pensar en comida chatarra.
Una vez, Reggie Love le preguntó a Obama si podía ir a Wendy's por un poco de comida rápida. Obama lo reprendió: "Esa cosa te va a matar". "Reggie, tu no serás joven para siempre", dijo el mandatario a su ayudante.
La hora de almuerzo era sagrada, ya que eran los únicos 30 minutos donde el entonces candidato podía sentarse y descansar.
Obama le pidió un día a su ayudante que de comida le comprara tacos, pero Love no pudo satisfacer sus requerimientos. El Presidente mostró abiertamente su desilusión y cuando finalmente le trajo la cena mexicana que tanto anhelaba, Obama tomó los tacos como si hubiera ganado la lotería y comenzó a reír histéricamente. "Cualquiera que hubiese mirado a través de la ventana pensaría que estaba loco. Y probablemente lo estaba".
El humor del Presidente tampoco era de los mejores. Cuando Love olvidaba una tarea, Obama lo ignoraba por un largo período de tiempo. "Era un silencio inquietante, en donde parecía que todo iba a explotar", aseguró el autor.
En una oportunidad, cuando acompañaba a Obama en un viaje, Love olvidó la maleta del mandatario en un aeropuerto de Florida. "Me agarró un ataque de pánico". El ayudante incluso se contactó con el Servicio Secreto para encontrar el equipaje, y cuando finalmente la encontró, Obama se dio cuenta de lo sucedido. "Dejaste mi maleta en Florida"-le dijo Obama lentamente- para luego ignorarlo por un buen tiempo. Love incluso pensó que el candidato lo despediría. "El silencio te hace sentir peor que si te hubieran llamado la atención". Pero finalmente Obama le dijo: "¡Ayúdame a hacer mi trabajo Reggie".
Obama recibe bromas por sus canas
El Presidente estadounidense Barack Obama se prestó de buena gana para recibir bromas sobre su cabello, cada vez más canoso, sobre su pasión por el golf y dijo que sufre por las restricciones que, como jefe de Estado, debe soportar, como no poder conducir o enviar mensajes por celular. Invitado al late show de la cadena ABC "Jimmy Kimmel Live" Obama también tuvo palabras para condenar los ataques contra dos policías durante las protestas en Ferguson (Missouri) y subrayó que, si bien las prácticas policiales eran "opresivas y objetables, no hay excusas para la violencia".