A diez días de que el chorro de un carro lanzaaguas impactara al estudiante de la Universidad Católica, Rodrigo Avilés, dejándolo en riesgo vital tras las protestas del 21 de mayo, el conductor del vehículo policial, sargento segundo Manuel Noya, aseguró "no ver" al joven.

"Yo no vi a Rodrigo. Yo lo vi en el suelo. Yo veo a Rodrigo que le pego, yo me bajo y lo atiendo. De hecho nosotros dimos cuenta inmediatamente que había una persona que estaba siendo pisoteada por la muchedumbre", señaló Noya a Teletrece, añadiendo que "fue tan rápido y mucha bruma de agua. Si la gente se habría dado cuenta de eso, del chorro de agua impactando a Rodrigo, la gente me rodea y me empieza a golpear la puerta, (me gritan) asesino, lo mataste. Nadie se dio cuenta".

El ex sargento de Carabineros se dio cuenta de la gravedad en la que estaba Rodrigo cuando ya había regresado a Santiago. Aun así, indicó que no se pasó por alto el protocolo establecido.

"Empezamos a tirar agua de antes, como advertencia, barrido y abanico. Está en el protocolo. Hay una bruma, se te pierde toda la visibilidad, y ¿qué es lo que haces? Dejas de tirar agua para ver en dónde tú vas a seguir tirando agua", precisó.

El ex funcionario -que en 2012 resultó herido tras ser apedreado en el ojo en las protestas en Aysén- pidió disculpas a los padres de Rodrigo, quienes presentaron una querella contra quienes resultaran responsables por obstrucción a la justicia, luego de que el informe preliminar de Carabineros estableciera que el vehículo policial estaba a diez metros del joven, que se trató de un hecho fortuito y que las zapatillas de Rodrigo estaban gastadas.

"Espero que se recupere Rodrigo. Pedirle disculpas al papá, todas las disculpas del mundo por lo que está sucediendo. Aquí no hay intencionalidad. Yo no salgo a la calle a matar a alguien, no me levanto a las 4, 5, 6 de la mañana a matar a alguien", sentenció Noya.