Decadencia y desesperación. Esas son, a juicio de The New York Times, las palabras que mejor definen hoy a Ambridge y al condado que lo cobija, el de Beaver, en el estado de Pennsylvania. Esta antigua ciudad de la industria del acero, que proveyó de insumo para construir el Empire State, el Puente George Washington y las compuertas del Canal de Panamá, fue durante décadas un bastión demócrata, pero el colapso de su principal económica en los 80 trajo un aumento del desempleo y la pobreza. Una situación que se agudizó con la crisis financiera de 2008, año que marcó el giro del condado hacia el voto republicano. Una tendencia que quedó de manifiesto en las últimas elecciones presidenciales, donde Donald Trump se impuso categóricamente sobre Hillary Clinton.
"¡(Trump) la está rompiendo, ese es nuestro próximo Presidente!", comentó la noche del martes, al Times, John Gaguzis, un empleado de 50 años de una planta embotelladora, que seguía por TV los resultados de los comicios en el bar Fred's Divot de Ambridge. Con un autoadhesivo en su overol azul en que se leía "Yo voté", Gaguzis dejó en evidencia su preferencia por Trump. "Necesitamos un cambio. Tenemos que deshacernos de los demócratas que apoyan a las personas que no quieren trabajar", dijo.
Fue precisamente en Pennsylvania donde Hillary Clinton había cerrado su campaña el lunes, ante unas 40.000 personas que colmaron el Independence Mall de Filadelfia, junto a su esposo Bill, el Presidente Barack Obama y la primera dama, Michelle Obama. Pero de poco sirvió la presencia en el evento de los músicos Bruce Springsteen y Bon Jovi, ya que -contra todo pronóstico- Trump se impuso en ese estado con el 48,8% de los votos, frente al 47,6% obtenido por la demócrata. Cuatro años antes, Obama había ganado allí al republicano Mitt Romney por una diferencia de 5,4 puntos porcentuales.
En el condado de Beaver la victoria de Trump fue aún más categórica. El magnate logró el 58,3% de los votos, una diferencia de 20,06 puntos porcentuales respecto de Clinton, quien sólo alcanzó a 38,2%.
Durante la campaña, Trump realizó un bullicioso acto en la escuela secundaria de Ambridge. Según el Times, el magnate aseguró así el voto de la población del condado, de mayoría blanca y con una baja tasa de estudios universitarios.
"Leí el artículo del New York Times y, aunque es deprimente, entrega una imagen precisa de nuestra comunidad", dijo a La Tercera Mike Romig, la estrella local de Beaver County Radio. "El acero fue alguna una vez el principal empleador en el condado. Cuando la industria colapsó en los 80 perdimos miles de empleos bien pagados. Durante 30 años el condado ha luchado para encontrar su camino económico, mientras que las familias se movieron por todo el país en busca de empleo", se lamentó.
"El desempleo y el subempleo han sido una preocupación importante para los residentes aquí, sin importar el partido político en el poder. Hemos pasado por los gobiernos de Reagan, Bush, Clinton y Obama con poca atención a nuestros asuntos económicos. La mayoría de nuestros residentes son blancos. No tenemos problemas de inmigración, tenemos muchas personas que viven en o por debajo del nivel de pobreza, por lo que la inseguridad de ingresos es un factor importante", prosigue.
"La promesa de Trump de traer de vuelta el acero y el carbón resonó entre los votantes de aquí", comentó Romig. Y así se tradujo en la urnas de Beaver, el ex condado demócrata que se volcó en masa a votar por su salvador republicano.