Hasta agosto pasado, después de cinco años en el cargo, el sociólogo venezolano Leonardo Vivas se desempeñó como director del programa de América Latina del Centro Carr para Políticas de DD.HH. de la Universidad de Harvard. Hoy enseña sobre América Latina en la Universidad Northeastern, en Boston. Como ex director de Industria en el Ministerio de Fomento entre 1990 y 1992, durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, Vivas conoce de cerca la mecánica del poder en Venezuela. En esta entrevista con La Tercera aborda el difícil momento del Presidente Nicolás Maduro ante la caída internacional del precio del petróleo.
¿Cree que los proyectos de cooperación y financiamiento por más de US$ 20.000 millones con China le permitirán a Maduro contrarrestar los efectos de la caída de los precios del crudo?
No estoy seguro. Las cuentas venezolanas son bastante opacas y es difícil, por ejemplo, saber con exactitud cuánto queda en el fondo chino. Pero, al parecer, esos fondos se han visto disminuidos muy fuertemente. Y además de eso, Venezuela tiene compromisos de pago de deuda y tiene deudas considerables con sectores empresariales, por ejemplo, las aerolíneas. Entonces, la sumatoria de todas esas deudas es algo que no está claro. Además de eso, está el problema de las importaciones. Hasta 1998 Venezuela tenía entre un 30% y un 31% de exportaciones no petroleras. Ese valor se ha reducido a apenas un 5%. Es decir, hoy el 95% de todos los ingresos de divisas proviene del petróleo. Entonces con la disminución de los precios del petróleo va a haber una disminución bastante fuerte de los ingresos. Además, varios de los convenios que se han logrado con los chinos en los últimos tiempos no son préstamos en términos líquidos. Así que no creo eso solvente los problemas, porque además el año cerró muy mal, con una inflación del 73%, con una caída del más del 3% del PIB, con unos niveles de carestía que se estiman entre el 40% y 60%. Todas estas cosas son una presión muy fuerte, por lo que el gobierno en algún momento, yo creo, va a tener que tomar una decisión para tratar de estabilizar la economía, porque si no Venezuela, que por ser país petrolera nunca tuvo el peligro de la hiperinflación, por primera vez en su historia tiene la posibilidad que se desate un proceso inflacionario mucho mayor al que ha tenido hasta ahora. Por ello no estoy seguro que cualquier acuerdo que se haya llegado con China vaya a resolver los problemas de corto plazo.
Los venezolanos están a la expectativa de otra devaluación. También se especula sobre el ajuste de los precios de la gasolina. ¿Cómo podrían afectar estas medidas a la ya mermada popularidad de Maduro?
Si se produce un aumento de la gasolina que no sea de un solo golpe, sino que sea programado, yo creo que habría cierta tolerancia para eso. Lo que pasa es que el gobierno tiene miedo de cualquier cosa. Tiene miedo de eso, tiene miedo de hacer una racionalización del tipo de cambio. No puede ser que Venezuela tenga el tipo de cambio oficial a 6,3 y que en el marcado libre el tipo de cambio haya estado en estos días a 173. Yo creo que ese ha sido el problema más severo que ha tenido no sólo la administración de Maduro, sino también la de Hugo Chávez, el manejo del tipo de cambio. Yo creo que ellos están entrampados. Además no ha habido acuerdos internos en el gobierno, razón por la cual sale Rafael Ramírez, que se había convertido como en el zar de la economía. Sale de la presidencia de PDVSA y de la vicepresidencia de Finanzas porque él se planteó un proceso de racionalización de la economía, pero no contó con un consenso interno. Y en la actualidad Maduro no creo que tenga una idea clara de qué es lo que él propondría -Ramírez sí la tenía, pero estuvo en minoría y perdió- y es como un saco de gatos. No se sabe bien qué es lo que quieren. Lo que ellos quieren es minimizar el costo político, es lo único que les preocupa, porque la situación frente a las elecciones parlamentarias se ve muy, muy mala. El gran dilema que tiene el gobierno de Maduro es sobrevivir. El gobierno de Maduro no caería si pierde estas elecciones parlamentarias. Eso ocurre en todos los procesos donde hay democracia, bueno en Venezuela esa democracia es dudosa, pero en todo caso el gobierno no quedaría descalabrado si perdiera la Asamblea Nacional (Congreso), pero para ellos puede significar el comienzo del fin. Cualquier pérdida del poder omnímodo que tienen sienten ellos que los descalabra.
¿La oposición puede ganar esta vez en las parlamentarias?
Yo creo que sí, porque Maduro está cerca del 22% de popularidad y el (oficialista) PSUV también está muy mal, en todas las mediciones. La oposición aún no capitaliza todo ese descontento, pero como no existe un tercerismo, una opción que pueda capitalizar ese descontento, lo más probable es que haya una fuerte abstención y que una parte de ésta sean los votos del gobierno, porque sus votos se han visto muy reducidos, lo que podríamos llamar el chavismo duro. Las mediciones dan ahora un veintitanto por ciento al PSUV y un 40% a la oposición. Tal vez la oposición no se va a llevar las dos terceras partes, pero una mayoría relativa importante le impediría al gobierno, por lo menos, si pierde las elecciones, poner al presidente de la Asamblea. Si ellos no sienten que tienen la posibilidad del poder absoluto, se sienten en debilidad y ese poder absoluto va a disminuir con las elecciones legislativas. Es muy complicado para ellos, porque cómo ganan esas elecciones y además tienen la presión de hacer algún ajuste, ya que cualquier ajuste es dramático.
EE.UU. condenó la propuesta de Maduro de "exiliar" a Leopoldo López. ¿Considera que fue un error del mandatario encarcelar al líder opositor?
En 2013, cuando se produce la acción de Leopoldo y el grupo llamado La Salida, ellos (el gobierno) sintieron que podía haber un riesgo si no se paraba de manera rotunda las protestas, que se les podía complicar el panorama. Una vez que lo hacen preso, por una parte lo neutralizan, porque esa postura en la oposición quedó un poco a la desbandada y sin dirección, y además a mediados de año las protestas habían prácticamente cesado. Lo que sí es que el movimiento en favor de la libertad de Leopoldo ha sido extraordinario, pocas veces he visto cómo de manera tan rápida se coloca a un preso político internacionalmente con tanta fuerza, como un paradigma que le hace daño a la imagen del gobierno. En ese sentido, le hace sobre todo daño externo, daño interno no, porque la política hoy en Venezuela tiene pocas maneras de expresarse. Pero internacionalmente sí le ha hecho daño y yo creo que Venezuela está muy mal considerada hoy internacionalmente, ya no solamente por los factores que pudieran llamarse neutrales como Europa, sino por sus propios aliados, para el gobierno de Brasil o para el de Uruguay y hasta para Ecuador. Para esos países defender a Venezuela se les hace cuesta arriba. El propio Presidente Mujica lo dijo: "Es una desgracia que haya presos políticos en Venezuela". Yo creo que hoy por hoy el gobierno venezolano es una carga para algunos de sus aliados. Y después de la decisión de regularización de relaciones entre EE.UU. y Cuba esto se pone mucho más de manifiesto, porque ya Cuba objetivamente se movió. Si uno se imagina esto como una especie de continuum de posiciones en el mundo, ya Cuba no cumple el papel que tenía, el papel de Cuba se está definiendo en otros parámetros, mucho más hacia el centro. A Cuba muy probablemente EE.UU. le va a quitar el rótulo de terrorista, va a haber mayor colaboración, se van a establecer sedes diplomáticos, o sea, que el país perseguido va a dejar de serlo, como era lógico que fuera, por demás. Y entonces Venezuela queda muy aislada en su posición, y yo creo que EE.UU. lo está haciendo ex profeso. El gobierno de EE.UU. trata bien a Cuba y trata mal a Venezuela y lo hace ex profeso para aislar a Venezuela. Yo creo que en el fondo para EE.UU. el enemigo no es Cuba, es Venezuela. Y las acciones frente a Cuba también son una manera de aislar a Venezuela.