El general retirado Otto Pérez Molina asumió el sábado la presidencia de Guatemala, con la promesa de acabar con la delincuencia y el crimen organizado que azotan el país. Pérez sucede a Álvaro Colom, y tomará el mando del país durante los siguientes cuatro años.
El electorado se sintió atraído por el enfoque de "mano dura" de Pérez contra la criminalidad, en un país invadido por las pandillas y los carteles de la droga mexicanos y con una de las mayores tasas de homicidios del mundo.
La transmisión del mando presidencial estuvo marcado por el luto tras el asesinato del diputado Oscar Valentín Leal Caal, abatido a tiros porque negociaba la posibilidad de abandonar el partido Libertad Democrática Renovada (Lider) para militar en el grupo del presidente, el Partido Patriota.
El presidente del Parlamento, Gudy Rivera, correligionario y amigo de Pérez Molina, fue el encargado de tomar el juramento al nuevo mandatario, quien en el acto estuvo acompañado de su esposa, Rosa Leal de Pérez, y de su vicepresidenta, Roxana Baldetti.
Pérez, de 61 años, es el primer militar elegido presidente de Guatemala desde que concluyó el gobierno militar hace 25 años, en el que se desempeñaba como director de los servicios de espionaje.
Asesores cercanos señalan que Pérez apoya las condiciones delineadas por varias leyes de asignaciones del Congreso estadounidense para restaurar la ayuda militar del país norteamericano, eliminada en 1978 en medio de la Guerra Civil.