Ex Gerente de Azul Azul: "Nunca pensé que sería tan difícil construir un estadio"

Cristian Aubert explica por qué, luego de ocho años, decidió abandonar la U, entidad en la que cumplió una función clave.




Son las 18 horas y Cristián Aubert ingresa a una conocida cafetería del sector oriente de Santiago. No es para reunirse con un candidato a técnico a la banca de Universidad de Chile. Menos para cerrar algún fichaje bombástico. “Acá me reuní con varios jugadores. Es muy tranquilo y nadie se da cuenta de que son personas conocidas”, dice.

No está acostumbrado a las entrevistas. De hecho, es la primera que otorga desde que llegó al fútbol en 2007, cuando asumió como gerente general de Azul Azul. Se le nota a posar para las fotos. “¿Así está bien? ¿Me muevo para dónde?”, pregunta, algo incómodo.

Hoy, su vida está lejos del equipo que ama: “Mis hijos son fanáticos de la U. Los dos más chicos lloraron cuando les dije que me iba, porque pensaron que no irían más al estadio”. Ahora está enfocado en la dirección general del Holding E-Group.

¿Por qué se va de la U?

Porque ya había cumplido ocho años en el club.  Me tocó un periodo súper importante dentro de la historia del equipo, que fue empezar con el proyecto de las sociedades anónimas. Me tocó abrir la empresa a la bolsa. Me tocó desarrollar el Centro Deportivo Azul y estudiar el proyecto del estadio. Cada uno de esos proyectos fueron súper intensos en término de tiempo y desgaste, tanto en el ámbito personal como familiar. Llegué a la conclusión que después de ocho años era el momento de salir y reinventarme en otra industria.

¿Su familia se lo pidió?

Mi familia me pidió mucho más tiempo. Nunca pensé que iba a estar tanto tiempo trabajando en el club. Pensé que iba a ser un periodo de cuatro años, que era lo que me había planteado en un comienzo, para poder sacar adelante el proyecto en bolsa. Después me entusiasmé con el proyecto del Centro Deportivo Azul, y dije “después que funcione me voy”. Después me fui entusiasmando con otros proyectos, el tema del estadio empezó a desarrollarse. Pero, en el fondo, dejé estos años muy de lado a mi familia. Tengo un hijo de ocho años, el mismo periodo que tiene Azul Azul, y me di cuenta que lo había dejado muy de lado.

¿Qué fue lo más difícil de transformar a la U en una SA?

Convencer a los hinchas durante los primeros seis meses, a los históricos, a los ex socios Corfuch, a los que eran más involucrados en el club, que veníamos con un proyecto que quería hacer crecer al club, y no a quedarnos con el club.

Partió con Federico Valdés en la presidencia, en 2007. ¿Qué recuerdos tiene de ese periodo?

Federico fue mi primer jefe, y quien me contrató. Le tocó una etapa que fue súper compleja en lo que tenía que ver con la administración, con la profesionalización, y en lo que tenía que ver con conocer el club. Aprender cómo se administraba un equipo de fútbol, que involucra aprender mucho. Con Federico trabajábamos 20 horas al día, por dos años. Nos tocó hacer muchas cosas. Valdés para la U fue súper importante, la U no sería lo que es si no hubiese estado Federico Valdés. Fue muy valiente en tratar muchos temas. Puso la cara, enfrentó los hinchas en la calle, en el estadio. Y siempre con mucha valentía. Después se cansó. Estuvo bien que haya salido.

Después vino José Yuraszeck...

Una etapa muy buena. Fue muy partner mío en todo lo que tenía que ver con la gestión. Ese ámbito es  muy complejo, en el fútbol no siempre todos quedan contentos. Ya sea por el DT, los jugadores, por los números, etcétera. Con Don Pepe teníamos una relación de socios. También salió en el momento adecuado.

Y finamente con Carlos Heller...

Fue el presidente con el que menos trabajé. La relación es súper buena, es súper cercano, es muy fácil de trato. Enamorado de la U, como pocos. Súper comprometido con el proyecto del estadio, de tener un equipo competitivo internacional. Tiene un alma de hincha que se exhibe al momento de desarrollar su presidencia. Es distinto de Federico y Don Pepe, pero todos le han ido aportando características al club. Tiene cercanía con los jugadores, técnicos y  hace que la gente se comprometa mucho.

¿Ser tan pasional le puede jugar en contra a Heller?

Me ha tocado conocer a muchos dirigentes en estos ocho años. Creo que es un requisito ser apasionado. Es la única manera de estar dispuesto a que te pasen todas las cosas que te van pasando. Al final todos son fans, y en algún momento lo demuestran, por más ponderoso que seas en tus palabras. En el triunfo, en la derrota, o en las crisis.

¿Cuál anota como su mejor época en estos ocho años?

Durante mi gestión, ganamos siete títulos en ocho años. La época de Sampaoli es súper importante, porque ganamos la Copa Sudamericana,  pero también haber hecho el CDA (Centro Deportivo Azul) es algo inolvidable. Haber propuesto desarrollar un campo de entrenamiento de nivel internacional, haber viajado y conocer cómo eran estos lugares en el mundo, presentarlo, que te aprueben una inversión de $ 6 mil millones, fue algo inolvidable.

¿Y la Copa Sudamericana?

Tenía todo preparado para ganar la Copa Sudamericana, sin duda. Pero también yo quería que los dueños del negocio disfrutaran de todo esto, después de todo lo que habían sufrido. A uno le pasa que no disfruta mucho el tema, no lo goza al cien por ciento.

Uno de los grandes sueños es el estadio, algo que se ha ido complicando en el último tiempo.

Vi más de cien terrenos para el estadio, debemos haber estudiado 30 a fondo, con proyectos y todo, y por eso uno se va entusiasmando. Pero hay que entender que construir un estadio, sobre todo para un privado, es algo muy difícil. La verdad es que, aparte de la cantidad de dinero que hay que tener, los requerimientos que tiene un proyecto de esas características son altísimos.  Hemos hecho un montón de esfuerzos y sueño aún que podemos tener un estadio.

Desde que se fue de la U se han ido incrementando los problemas en La Pintana...

No, no creo que sea así. Creo que los problemas para construir el estadio son los mismos. Son los mismos estudios, los mismos costos. Creo que La Pintana ha tenido una actitud extraordinariamente positiva con la U para que el estadio se pueda cumplir. Sin embargo, hay plazos que debemos cumplir, proyectos que hay que realizar, estudios que hay que sacar adelante.  No depende sólo de La Pintana.

Se decía que el 2017 la U tendría estadio. ¿Imposible?

(Piensa algunos segundos) No sé. Estoy afuera de la U.

¿Pensó que sería más fácil levantar un estadio?

Nunca pensé sería fácil, para ser sincero. Pero nunca pensé que iba a ser tan difícil hacer un estadio. Nunca pensé que un estadio tenía tantos antagonistas, gente que no está de acuerdo y que no le parece positivo. Eso es triste, darte cuenta que un proyecto grande, de inversión súper importante, que genera empleo, diferenciaciones, sea tan difícil de llevar.

¿Y el Nacional? ¿Es una opción?

No es que yo lo vea como una opción. El Nacional ¡Es una opción¡. Nos gustaría un Nacional versión siglo XXI. Con palcos, algunos salones que permitiera compartir con nuestras visitas, que las áreas destinadas a alimentos fueran un poco más amplias. Que los camarines fueran más modernos. Que los asientos fueran más cómodos. Aunque para los efectos que nosotros necesitamos, el estadio Nacional cumple.

¿Sería bueno pedir una concesión del Nacional?

Es una decisión de los que están (risas) hoy en la U.

¿Volvería a trabajar en la U?

La decisión de partir fue súper conversada, súper pensada con la gente de la U y, por lo tanto, no es un tema de volver o no volver. Después de ocho años es suficiente.

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