Carlos Felipe Pedemonte acaba de finiquitar su relación contractual con Colo Colo, al que llegó en agosto de 2015, avalado por su trabajo formativo en Huachipato, del que emergieron figuras como Gonzalo Jara, Martín Rodríguez y Edson Puch, entre otros seleccionados. Renunció al club en medio de la fuerte reestructuración de las series menores que ordenó el directorio de Blanco y Negro, que encabeza Aníbal Mosa. Su puesto será ocupado ahora, por el español Manuel Crespo, un entrenador que llegó de la mano de Pablo Guede. "Me voy con dos sensaciones. Una, agradecido de la oportunidad de trabajo y de los jugadores jóvenes, que estuvieron dispuestos a aceptar la propuesta y a toda la gente del club, partiendo de los más humildes. Todo el entorno y las familias de los jugadores. Me recibieron siempre bien. Después, en lo institucional, son las decisiones que toman. Uno quisiera comprenderlas y cuesta. Habíamos cumplido todas las metas. Mi salida obedece a cambios de políticas. No tengo claro cuáles son", explica a La Tercera para graficar su alejamiento.
¿Alguna vez le explicaron los cambios que querían introducir y por qué?
Es parte de las decisiones de la empresa. No hay ninguna duda. No lo entiendo mucho, porque teníamos una relación de trabajo era buena. Tenemos presencia en casi todas las selecciones, salvo en la Selección Sub 21, porque fue decisión del club. Se desarrolló trabajo con las familias, los objetivos se cumplieron. Hay un trabajo valórico importante. Todo lo que se planificó, se hizo.
Usted renuncia, pero las señales eran claras. Antes, hubo cambios que apuntaban a un cambio de enfoque, como la llegada de Manuel Crespo.
Nunca me sentí amenazado, porque cumplí mis condiciones, pero cuando hay cosas que no puedes controlar, porque están definidas las funciones. Cuando hay personas que pueden involucrarse en la función de otros, cambia todo. Si esto termina así, algo no funciona. No creo que haya mala fe. Se pidió una cosa primero, pero ahora se pide otra. Nunca me había encontrado con esto. Trabajé con Salah, Garré, Percic, Vergara, Sierra y con todos hubo excelente relación. No estoy acostumbrado a vivir este tipo de cosas. Tengo un gran aprecio por la gente que trabajó en Huachipato y por el Coto Sierra. Siempre las relaciones con los técnicos del primer equipo debe ser la mejor. Si no hay comunicación, no es problema mío.
¿Se sintió invadido por la presencia de Crespo?
No. Pero la comunicación no funcionó. Alguien la interrumpió. Quien fue, es más interno, pero saquen sus conclusiones.
¿Cree que detrás de esa inestabilidad está la mano de Pablo Guede?
Estoy sobre por cualquier conclusión relacionada con Pablo Guede. Prefiero referirme a los hechos. No quisiera responder eso, porque no tengo elementos para enjuiciar ni para exculpar a nadie. Cuando la situación de la Sub 19 se presentó, estuve de acuerdo. Era bueno tener a los jugadores más cerca del plantel. Se lo hemos propuesto a los dirigentes. Que se acercara al primer equipo con los jóvenes. El que lo trajo es el técnico del primer equipo, por la relación entre ambos. Lo que pedí es que hubiera buena relación, porque hay aspectos administrativos que unen a ambas áreas. No es sólo un tema deportivo. Era importante tener buena comunicación y la comunicación con Guede no fue buena. No porque no hubiéramos querido, sino porque no se hizo más. Después, con Manuel tuvimos un acercamiento, aunque nunca nos pusimos en contra tampoco.
¿Qué tiene que decir Mosa?
Eso no lo puedo decir yo. Las señales que dieron aluden a cambios de visión. Fueron echados cuatro entrenadores. Todos cercanos a mí.
¿Debe tener el técnico del primer equipo influencia en las decisiones que adopta el resto del club?
No. Estuve en el primer equipo el año 2000 en Huachipato y me propusieron manejar todo el fútbol. Intenté meterme en todo y, por experiencia, digo que es un error. El técnico del primer equipo está para competir. Por eso, mi concepto es que la buena comunicación hace crecer las ideas. A mí, Salah, Garre, Salas, Vilches, Vergara me aportaron mucho. Lo mismo Sierra, a través de Darío Sepúlveda. Todo funcionaba bien. Me funcionó bien siempre. En este último tiempo no hubo comunicación.
¿Cómo era su relación con Guede?
No había mucha, porque estamos en áreas separadas. Cuando la juvenil pasa ahí, desaparecen las necesidades, el plano de la urgencia. A Guede no le queda tiempo tampoco para involucrarse más.
¿Se preocupaba por el trabajo en inferiores?
Lo hacía a través de la Sub 19. Colo Colo es el único club que trabaja así. Me parece bien. Era como una práctica profesional al lado del plantel profesional. Como les pasa a ustedes en un medio. Lo vi así. Nunca lo vi como algo negativo. Sí dije, el 2 de enero, que faltaba comunicación.
¿Le hubiese gustado tener más apoyo del directorio?
Cuando llegué, fue con mucho apoyo. Cuando salgo de Colo Colo, salgo con mucho respeto, pero el apoyo va disminuyendo. Cambian las visiones y es normal. No me voy enrabiado ni enojado. Me voy agradecido de la institución y del tiempo que viví acá. No tiene sentido irse enojado. Hay una línea divisoria entre la relación y el momento en que se rompe. Pasa hasta en los matrimonios. No me puedo ir contrariado. Colo Colo es una gran institución y todos deben ayudar a seguir engrandeciéndola. No se puede borrar lo que hizo, su historia. Los técnicos pasamos por hartos clubes. Yo tuve la suerte de estar 25 años en Huachipato, una institución muy noble. Fue toda una vida ahí. Y sacamos varios jugadores al extranjero y ganamos muchos títulos. Eso no se hizo en dos años. Lo bueno que tuvimos en Huachipato fue que tuvimos continuidad. Y hoy hay muchos jugadores formados en ese proceso que hoy están en grandes clubes chilenos y extranjeros. En la Copa Centenario hubo tres: Puch, Rodríguez y Jara. Acá, en dos años, no se pueden hacer milagros. Estábamos construyendo bases. Formando buenas personas para llegar al fútbol. Que no significa que no sean jugadores que no quieran ganar. Nadie quiere dejar de ganar.
¿Qué le deja a Colo Colo?
Traté de dejarle lo mejor de mí. Esta es una actividad esencialmente humana. Esa variable debe estar presente para no quejarnos de las decisiones humanas. Intenté irme por el lado valórico y salgo por el plano valórico. No podía seguir trabajando si sacan cuatro personas de mi confianza. Hablo de personas normales. Creo mucho en el hombre que después se transforma en un gran jugador. Ahí estamos. En muchas actividades, los enfoques.