Antes de que José Miguel Insulza desistiera de su carrera presidencial, en las oficinas de la Fundación Felipe Herrera Lane -fallecido dirigente del PS y primer presidente del BID-, el secretario general de la OEA solía reunirse con un grupo estrecho de colaboradores que se había alzado como equipo programático en ciernes de una posible candidatura.
La sede de las reuniones no era casual, los familiares del ex presidente del BID mantienen hace 30 años una antigua amistad con el ex ministro, quien en 1999 fue el primer presidente de la Fundación Herrera.
Uno de los hijos del fallecido dirigente socialista es Claudio Herrera Alamos (simpatizante PS), quien en los próximos días viajará a Caracas para asumir como embajador en Venezuela, luego de que el gobierno de Hugo Chávez le concediera su beneplácito.
El hijo del ex presidente del BID e Insulza estrecharon lazos en el Ministerio de RR.EE. en el gobierno de Allende. Entonces, el jefe de la OEA era asesor de quien fue su mentor político: el ex canciller Clodomiro Almeyda, amigo íntimo, a su vez, de Felipe Herrera Lane.
Por su parte, Herrera Alamos militaba, al igual que Insulza, en el Mapu y ejerció hasta el golpe militar como tercer secretario en la Dirección de América del Norte.
Al término del gobierno militar, ambos volvieron a trabajar juntos. En el gobierno de Aylwin, Herrera trabajaba en la Agencia de Cooperación Internacional de Chile (Agci), dependiente de Insulza, quien en esos años sirvió como embajador para la Cooperación Internacional, director de Asuntos Económicos Multilaterales y vicepresidente de la Agci.
En el gobierno de Lagos, Herrera ejerció como asesor jurídico de la Conace, cuando Insulza era ministro del Interior. En 2004, Herrera fue nombrado embajador en Sudáfrica y el ex ministro le organizó el almuerzo de despedida en La Moneda.
Sin embargo, los vínculos no terminan ahí, el hijo de Herrera Alamos, el abogado Claudio Herrera Jarpa, fue uno de los profesionales que integraron el equipo programático de la desistida candidatura de Insulza.