MARIANA AYLWIN, ex ministra de Educación: "El único proyecto que tiene impacto en la inclusión en el sistema es el fin al copago"

En general, ¿qué le parecieron los resultados del Simce? 

Yo creo que en la última década ha habido una tendencia al alza, pero que no es sustentable todavía y se produce estancamiento o bajas en algunas áreas. Los resultados también revelan una brecha de inequidad, la que también se reduce en la última década, pero sigue siendo indignante.

¿Quién gana y quién pierde en esta nueva medición?

Es bien importante señalar que lo más contundente de la información que entrega el Simce es que los resultados siguen siendo absolutamente coincidentes con el nivel socioeconómico y de escolaridad de las familias. Por lo tanto, las diferencias no están por quién es el dueño del colegio, si no, fundamentalmente, por el capital cultural de las familias. Por lo tanto, aquí no hay nadie que pueda decir que un sistema es mejor que el otro porque atienden a población distinta y los que atienden a la misma población tienen resultados generales.

¿Qué le pareció la primera parte de la reforma que impulsa el gobierno?

La reforma tiene que tener un diseño más integral. Creo que hay legítimas dudas de preguntarse, muchos parlamentarios han dicho que quieren modificar significativamente cuanta matrícula hay en el sector municipal y disminuir la privada, esto tiene que transparentarse y lo único que tenemos  es una propuesta que afecta a un proveedor que es subvencionado con fines de lucro que es el mayoritario en el sistema. La reforma se enfoca mucho en quién tiene la propiedad y obliga a que las fundaciones sean propietarias del establecimiento, o si no, lo será el Estado. Entiendo que las reformas sean graduales, pero al menos debiera haber un diseño para que uno entendiera hacia dónde va.

¿Los proyectos ayudan, a su juicio, a mejorar la calidad?

De los proyectos, a mí me parece que el único que tiene impacto en la inclusión, no sé si en la calidad, hay que verlo después, es el fin del copago. Soy escéptica del impacto de las otras medidas.

Con respecto al fin al lucro, el  90% es sostenedor de un colegio que no tiene gran ganancia y ahora estos tendrán que convertirse en fundación. No creo que el fin al lucro vaya a cambiar muchas cosas.

Sobre el fin a la selección, hoy no hay tanta demanda en el sistema y siguen creándose colegios, por lo que estoy de acuerdo de que haya alguna regulación, ya que terminas creando un montón de colegios chicos y malos en un mismo territorio.

El ministro ha dicho que a los colegios subvencionados no les va significativamente mejor que a los municipales cuando se controla por nivel socioeconómico.

Yo creo que eso es real en el sector bajo, en los más pobres, pero no en el sector medio ni medio-alto. Desde hace muchos años, en el sector bajo efectivamente a los municipales les va mejor respecto del particular. Pero en los grupos medios, el privado ha logrado mejores resultados, pero la verdad es que las diferencias no son significativas. Es mucho más fuerte el nivel socioeconómico. Todo el sistema requiere apoyo, por lo que no podemos desvestir a uno para vestir al otro. Ahí hay un tema, porque la ley SEP (política pública que refuerza los aportes económicos para los alumnos más vulnerables) ha sido muy importante para hacer llegar más recursos a escuelas más pobres y creo que aumentar la subvención para todo el sistema tiene un enorme sentido.

A su juicio, han dado frutos las políticas adoptadas como la ley SEP?

Tengo la impresión de que la mayoría de los colegios partieron con la SEP en los cursos más pequeños y se focalizaron mucho desde prekínder hasta cuarto básico. Se puede haber estancado, pero no ha bajado y pienso que los cambios son más lentos. Entonces, que durante algunos años esto se estanque tiene que ver con que los cambios aún no son sustentable ni suficientemente sólidos y para esto se requiere persistencia y buenos directores.

JOSE JOAQUIN BRUNNER, asesor Ocde en educación y ex ministro: "La brecha no se estrechará con los rearreglos institucionales que propone el gobierno"

¿Qué le parecieron los resultados del Simce 2013? 

Ratifican y confirman un diagnóstico que conocemos bien: primero, que nuestro sistema progresa lentamente y con dificultades; segundo, que el mayor problema reside en que un porcentaje significativo de alumnos, en todas las materias examinadas, muestran un bajo desempeño, o sea, no dominan las competencias mínimas necesarias para seguir aprendiendo; tercero, que los alumnos de menor desempeño pertenecen en general a grupos socioeconómicos y de capital cultural desaventajados, y cuarto, que esos alumnos se encuentran repartidos en colegios subvencionados de todo tipo.

A su juicio, ¿quién gana y quién pierde en esta nueva medición: municipales, subvencionados o particulares?

No, nadie gana o pierde así. Como digo: ganan los alumnos de grupos socioeconómicos y capital cultural aventajados y pierden los de grupos desaventajados. Los mejores colegios, como siempre, son aquellos que logran buenos niveles de aprendizaje para sus alumnos compensando las desventajas de la cuna. Esos colegios son los más efectivos, los que agregan mayor valor educacional. Necesitamos multiplicarlos, pues por el momento son pocos.

¿Qué le parece el análisis que hace el gobierno respecto de que persisten las brechas por nivel socioeconómico?

Me sorprende un poco que les llame tanto la atención algo que la sociología de la educación viene resaltando desde hace medio siglo y que es un fenómeno universal: el hecho, como muestran consistentemente los resultados de Pisa, de que una posición socioeconómica desfavorable de la familia y del alumno se relaciona con un peor desempeño en la escuela. Según un reciente estudio, en promedio, dentro de los países de la Ocde, un estudiante de posición favorecida obtiene 88 puntos más en la prueba de lectura que un estudiante de posición socioeconómica más desfavorable, diferencia equivalente a dos años de escolaridad. Chile no es una excepción. Ni es tampoco el país con la mayor brecha del mundo, como suele repetirse: Chile posee una brecha similar o inferior a la de Nueva Zelandia, Francia, Hungría, Israel, Austria, y menor a la de nuestros vecinos del Cono Sur: Argentina y Uruguay. Sin duda, es importante avanzar más todavía.

¿Qué impacto tendría en mejorar los resultados del Simce la reforma que está proponiendo el gobierno?

Me temo que muy tenue y marginal. Me duele tener que decirlo, pero así es. La brecha no se estrechará con los rearreglos institucionales que propone el gobierno, incluso si se mejora su diseño y se implementan eficientemente.

¿De qué forma se debería intervenir para mejorar los resultados?

Las únicas medidas que pueden tener un impacto directo en reducir la brecha a mediano y largo plazo son: una red de salas cunas, jardines infantiles y de programas de apoyo para todos los infantes y niños nacidos en las condiciones de mayor desventaja, que los atienda, cuide y estimule en los años previos al ingreso a prekínder. Y, enseguida, que puedan acceder a colegios subvencionados bien dirigidos y gestionados, con profesores de alto desempeño, con salas bien equipadas, con un clima seguro, y apoyados por el gobierno y la comunidad. Todo esto implicaría invertir una creciente suma de recursos fiscales en la educación temprana y en los niveles primario y secundario.

¿Han dado frutos políticas como la Ley SEP? 

Estoy seguro de que la SEP y otras medidas ayudan a mejorar gradualmente su desempeño. Pero no alcanzarán el impacto que se necesita mientras no comencemos más temprano, cerca de la cuna, y no abordemos la renovación a fondo de la profesión parvularia y de la profesión docente.

¿Qué le parecen las medidas que quieren aplicar la agencia y el Mineduc, que apuntan a disminuir la cantidad de pruebas Simce y de cursos a los que se les aplican? 

Me parece necesario disminuir la presión del número y frecuencia de las pruebas, al mismo tiempo que se presta mayor y más eficaz apoyo a los colegios para que hagan un mejor uso de los resultados del Simce y se les asiste para enfrentar los problemas que estas pruebas detectan.