Bajo el tema "El estado de la democracia en América Latina: 40 años desde la tercera ola de la democracia" se inauguró el martes en República Dominicana el IV Foro Internacional de Santo Domingo, organizado por la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), junto al Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional). Al encuentro, organizado desde 2009 y al cual fue invitado La Tercera, asisten ex mandatarios, políticos, periodistas y académicos, quienes analizan la actualidad y el futuro de la región.
En el panel inaugural "Estado de democracia en nivel global y en América Latina", el análisis corrió por cuenta de cuatro ex presidentes latinoamericanos: el dominicano Leonel Fernández (1996-2000/2004-2012), el colombiano Ernesto Samper (1994-1998), el boliviano Carlos Mesa (2003-2005) y el guatemalteco Vinicio Cerezo (1986-1991).
Como anfitrión y presidente de Funglode, Fernández abrió el debate destacando que "hoy la única forma posible de acceder al poder es por la vía electoral". "Ya no es posible por la vía del golpe militar de derecha ni por la guerrilla de izquierda", aseguró. Sin embargo, el ex mandatario dominicano hizo hincapié en el hecho de que "hoy lo que se plantea en el marco de la calidad de la democracia es que haya también una legitimación en el desempeño, que significa gobernar democráticamente".
Al respecto, Mesa recordó que "la Carta Democrática Interamericana ha establecido la carta de navegación de lo que entendemos por el funcionamiento democrático de una sociedad". Y, en ese sentido, dijo que hoy existen "seis o siete países en América Latina que no cumplen los requisitos en términos generales de la Carta Democrática". En lo que pareció una crítica dirigida a Evo Morales en Bolivia y Nicolás Maduro en Venezuela, Mesa señaló que "hay países que están pasando de la democracia al autoritarismo y del autoritarismo al totalitarismo dentro de un esquema formal de democracia". En otras palabras, graficó, estos países "están enfrentando un tránsito que he definido como 'el corazón autoritario cubierto con un celofán democrático'".
"Hay algunos presidentes que siguiendo la lección de Luis XIV nos dicen hoy que la democracia soy yo y si yo no estoy, la democracia no funciona. Y eso no es aceptable. No es aceptable la lógica de que la reproducción indefinida en el poder es un mecanismo democrático deseable", prosiguió Mesa, quien puso énfasis en el nuevo mecanismo al que están recurriendo algunos mandatarios de la región para perpetuarse en el poder: el artículo 23 de la Carta Interamericana de DD.HH., que dice que todos los ciudadanos tienen derecho a elegir y a ser elegidos. "Cuento cinco países que han descubierto que el artículo 23 que defiende los derechos básicos de los ciudadanos de a pie se aplican para los ciudadanos que tienen todo el poder para reproducirlo indefinidamente", denunció.
Samper, por su parte, expuso sobre los "tres riesgos, desafíos o peligros" que, a su juicio, tiene en este momento la democracia latinoamericana. "Para nadie es un misterio que estamos viviendo una crisis de representación. Para nadie es un misterio la incapacidad de los partidos de representar los intereses de las grandes mayorías sociales", dijo. "Y eso tiene que ver con otro punto, y es que aquí está haciendo agua el presidencialismo latinoamericano. Yo creo que ese es el principal desafío que tiene la democracia latinoamericana, que es ir hacia un sistema semiparlamentario". Y como tercer riesgo, Samper enfatizó que "las redes sociales utilizadas políticamente están reventando las posibilidades de hacer una verdadera representación de los intereses de las mayorías sociales".
"El dilema de la democracia de hoy son sus actuales actores", acotó Cerezo. A su juicio, "las generaciones que abrieron los procesos democráticos están teniendo que pasar al retiro y han sido sustituidos por nuevas generaciones de dirigentes políticos que no tienen los instrumentos que nosotros recibimos para trabajar en esa democracia". "Estamos siendo sustituidos por personas que llegan a la política por una simple razón: por oportunismo político", concluyó.