Lujos, una mansión adquirida sin una razón clara, viajes con sobreprecios millonarios, pagos de celulares personales a familiares, contrataciones de parientes, y la subida del precio de arriendo de sedes en un 87% de un mes a otro, fueron parte de las realidades de la Universidad del Mar que mostró el programa "Esto no tiene nombre" de TVN, que recogió declaraciones de dos de los cuatro controladores del plantel, que fue cerrado a fines de diciembre de 2012.

El capítulo de la noche del martes mostró una mansión de Reñaca avaluada en más de 600 millones de pesos, 7  mil metros cuadrados, con un arriendo que asciende a 6 millones mensuales, que está a nombre de la Universidad del Mar, y que era usada por uno de los controladores.

También el programa halló pruebas de que la institución educacional pagaba sueldos millonarios por sobre el valor de mercado a familiares directos de los dueños.

LA DEFENSA DE LOS ACUSADOS

Héctor Zúñiga, ex rector de la Universidad del Mar, dijo que fue el vínculo con las inmobiliarias el que permitió sustentar el modelo y ampliar el alcance de la institución a otras regiones del país, para dar posibilidades a alumnos de menores ingresos.

Desconociendo la existencia de lucro en las actividades de los directivos de la institución, dijo que el Estado "asfixió" a la Universidad, y que si hubiera actuado de manera diferente, la institución "pudo haberse salvado".

Además, dijo que la creación de inmobiliarias se debía a que el sistema financiero no daba créditos al sistema educacional.

Mauricio Villaseñor fue otro de los dueños, Mauricio Villaseñor, sí reconoció que el pagar arriendos sobre precios de mercado era algo que no debió hacerse.

Culpando a los medios de crear el escenario que vive la Universidad y sus alumnos, adjudicó responsabilidades a la junta directiva, al rector y a autoridades.

MINISTERIO DE EDUCACIÓN

El ministro de Educación, Harald Beyer, indicó que de haber existido la Superintendencia de Educación, la situación de la Universidad del Mar se habría evitado.