Las inyecciones presupuestarias para paliar la deuda hospitalaria y los problemas en la ejecución del plan de inversiones comprometido han marcado la agenda del Ministerio de Salud en los últimos meses, afirma Luis Castillo, ex subsecretario de Redes Asistenciales y coordinador de la comisión de salud de Chile Vamos, quien evalúa, además, la administración ministerial: "El sector tiene que tener niveles mínimos de gestión, pero en estos momentos no se está cumpliendo".

Este jueves se confirmó una nueva remesa de $ 120 mil millones para reducir la deuda hospitalaria. ¿Qué le parece?

De los factores que generan la deuda, un tercio es producto de fenómenos estructurales. Pero dos tercios se deben a gestión interna: si no hay medidas reales de gestión el próximo año, la cifra será mayor, porque lo único que se está haciendo es tapar un déficit estructural que es real. La actitud de Salud de acostumbrarse a que la Dipres tenga que inyectar plata se tiene que terminar.

Si hay un déficit estructural, ¿por qué no se mejora el presupuesto?

Hay un problema de confianza entre Salud y la Dirección de Presupuesto, la que no le cree a los indicadores de Salud y ésta no ha demostrado que efectivamente las cosas que hacen tiene un resultado en eficiencia y eficacia. El tema de la deuda es crónico, pero el problema es que cuando sobrepasa el 5% del presupuesto operacional del ministerio es un tema mayor que refleja un déficit de gestión. Salud se tiene que acostumbrar a gastar bien el presupuesto y a ser evaluados con indicadores claros, relacionados a la productividad.

Los proveedores plantean que los hospitales esconden el real nivel de deuda al ministerio...

Por eso se debe transparentar la deuda real y conciliar la información del ministerio y de las compañías. Cuando esa conciliación se realice, ahí se puede armar un plan de pago racional.

Con la última inyección y otra adicional que se evalúa, ¿se puede llevar a cero la deuda?

Llevamos un déficit de $ 310 mil millones, mi visión es que esto terminará con una deuda de $ 400 mil millones.

¿Cómo evalúa el plan de inversiones en curso?

Se dejarán, ojalá operando, entre 25 o 27 hospitales, pero el problema es que el 70% son comunitarios, de baja complejidad, no tributan a la generación de actividades con especialistas nuevos, ni se pueden usar para la resolución de la lista de espera. Muchos de ellos tienen menos de 30 camas, se pasó de hospitales que inicialmente sumaban cinco mil camas a otros de tan solo 1.700. Y aportan muy poco a la dotación: cuando comparas los hospitales que dejarán construidos con los que existen hoy, la contribución es de sólo 400 camas.

¿Qué le parece las complicaciones en Contraloría por las licitaciones de hospitales?

Contraloría ha tenido una función de especial relevancia en detectar las mejoras que necesita el sector para que se lleve a cabo un plan de infraestructura adecuado. Esto refleja que Salud tiene que armar una unidad especializada que se dedique a mirar con detalles los procesos administrativos de estos establecimientos. Se deben sentar con Obras Públicas, porque son los técnicos de ese ministerio quienes tienen la experticia, ahí Salud no tiene nada que hacer.

¿En qué redundan los problemas de gestión?

Estimamos que del subtítulo 31, que es infraestructura, se van a dejar de gastar $ 100 mil millones. Ahí se corre el riesgo de que se trasladen a la compra de equipos, a última hora, como ocurrió el año pasado y que se compren cosas que no se terminan usando.