El ex técnico de inteligencia estadounidense William Binney describió hoy a la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de su país como una maquinaria peligrosa de recabación de datos con fines totalitarios.
"Quieren tener información de todo", dijo Binney ante la comisión del Parlamento alemán que investiga el espionaje masivo de los norteamericanos en suelo alemán que incluyó hasta el teléfono móvil de la propia canciller, Angela Merkel.
"Es un enfoque completamente totalitario, algo que hasta ahora se había visto solamente en dictadores", sostuvo Binney, que abandonó la repartición en 2001 en señal de protesta por la manía de recaudar datos puesta en marcha después de los atentados terroristas en Nueva York y Washington.
Se trata de la primera vez que un ex miembro del espionaje estadounidense declara ante diputados de Alemania.
El principal objetivo es controlar a la gente, afirmó Binney, quien trabajó durante más de 30 años para la NSA, y era director técnico en el momento de su renuncia.
Según Binney, en principio es posible vigilar a toda la población, tanto fuera como dentro de Estados Unidos, algo que viola la Constitución de su país.
Relató que la NSA comenzó a recopilar datos de forma masiva a mediados de octubre de 2001, pocas semanas después de que se estrellasen aviones contra las Torres Gemelas de Nueva York y la sede del Pentágono en Washington y dijo que cuando todavía trabajaba había unos 6.000 empleados dedicados al análisis de datos.
El ex técnico estadouindense dijo que al principio se trataba solamente de reunir datos de grupos sospechosos de terrorismo o crímenes. "Pero nos fuimos alejando de la recopilación de estos datos para acabar juntando los datos de 7.000 millones de personas sobre el planeta".
Binney dijo que no conoce a Edward Snowden, el joven técnico que filtró documentos que revelaron la magnitud del espionaje masivo de datos, pero afirmó haber visto los documentos que puso a disposición de los medios: "Son todos documentos auténticos".
En el caso de Merkel, Binney estimó que se escuchaban sus conversaciones para entender mejor lo que pensaba y lo que preocupaba a la política. "Eso después puede servir para las relaciones" en términos de ejercer influencia, precisó.
Las declaraciones de Binney coincidieron hoy con la noticia de que un estudiante alemán que gestiona programas para borrar las huellas en la red también fue vigilado por los estadounidenses.
Según datos de las emisoras públicas alemanas NDR y WDR, la NSA espió al estudiante Sebastian Hahn para tener acceso a la red Tor, que permite emitir mensajes cifrados. Los usuarios del nodo gestionado por Hahn fueron recopilados en un banco especial de datos de la NSA.
Esta red es utilizada a diario por miles de personas, como activistas de derechos humanos en Irán. "Es una violación inmensa de mi privacidad", dijo Hahn a la televisora ARD. También fue blanco de los servicios estadounidenses el Chaos Computer Club, una de las asociaciones de hackers más antiguas del mundo.