Exceso de confianza para unos; negligencia del grupo para otros. Esas son dos de las conductas que significó a 11 excursionistas quedar atrapados en la alta montaña del volcán Lonquimay el domingo pasado. El grupo estaba compuesto por seis mujeres y cinco hombres, de entre 40 y 61 años, quienes pasaron cerca de 48 horas perdidos.

A pesar de que 10 de ellos fueron rescatados con vida por Carabineros, Conaf y el Ejército, la profesora de educación básica y madre de tres hijos, Patricia Hadjes, de 50 años, falleció por hipotermia, luego de ser trasladada al Hospital de Temuco.

La mujer había estudiado en el Instituto Hebreo y, además, era sobrina de Teresa Muchnick, esposa del animador Don Francisco.

Uno de los montañistas rescatados fue René Galindo, quien permanece internado en el Hospital Regional de Temuco y recordó que "nos desviamos de la ruta y ahí se borró el camino; no estábamos bien preparados". Respecto del porqué subieron, dijo que respondió a "negligencia del grupo", y agregó que "la imprudencia te puede llevar a un caos. Sabíamos de las condiciones del clima y que en la tarde habría una nevazón; podíamos habernos retractado cuando empezó y no lo hicimos, porque estábamos a pocos metros de llegar a la cumbre".

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El rescate de uno de los andinistas. Foto: Carabineros

El rescate de uno de los andinistas. Foto: Carabineros[/caption]

Respecto de la forma en que sobrevivieron durante esas horas, señaló que "usamos mantas de lluvia que tenían unos compañeros y eso ayudó a amortiguar el viento". Pese a esto, señaló que al tratarse de un paseo por el día "no fuimos preparados para estar arriba".

Otro de los extraviados fue Rodolfo Aldea, abogado del Consejo de Defensa del Estado. Su hermana Alejandra señaló que su hermano le comentó que "se confiaron. Era un grupo más de amigos que de deportes o de aventuras".

Agregó que el profesional dijo que "iban por un par de horas y volvían a unas cabañas, por eso no era una subida formal. El problema es que fallaron unos instrumentos y cayó una tormenta de nieve", lo que los obligó a abortar el retorno, para lo cual construyeron un iglú.

Aldea señaló que "en todo minuto estuvieron unidos, pero al fallar un instrumento perdieron la referencia física visual de algunos puntos o hitos".