Los secretos que envolvieron la creación de la clásica novela Cuento de Navidad (A Christmas Carol), del inglés Charles Dickens, salen a la luz hoy en Nueva York gracias a la exposición del manuscrito original que el escritor británico firmó en 1843.

El trazo original con el que Dickens (1812-1870) escribió la célebre historia del tacaño señor Scrooge se puede admirar hasta el 10 de enero en la Biblioteca y Museo Morgan de Manhattan, donde quedan al descubierto las técnicas que el autor aplicó para terminar una de sus obras más conocidas en tan solo seis semanas.

"Lo más asombroso es ver el proceso creativo de Dickens. Se le puede ver escribiendo muy deprisa y con mucha energía, porque escribía bajo la presión de tener que entregar el libro justo para el inicio de la época navideña", explicó hoy el experto en manuscritos y estudios literarios de la Morgan, Declan Kiely.

Cuento de Navidad, cuyo manuscrito fue adquirido a finales del siglo XIX por el fundador del museo Morgan, Pierpont Morgan, cuenta cómo un avaro anciano (Ebenezer Scrooge), mezquino y malhumorado, se encuentra con el fantasma de su difunto socio, Joseph Marley, quien le advierte de las penurias que le esperan de no cambiar su actitud.

Tras ese encuentro, Scrooge recibe otras visitas del más allá, concretamente las de los fantasmas de las Navidades Pasadas, Presentes y Futuras, que llegan a su habitación para acompañarle durante un viaje en el que el hombre tendrá que abrir su corazón y arreglar todos los males pasados antes de que sea demasiado tarde.

Admirando un manuscrito cuyo contenido ha entretenido durante más de siglo y medio a millones de niños alrededor del mundo, se pueden apreciar los métodos que utilizó Dickens para conseguir el objetivo que se marcó al empezar a escribir Cuento de Navidad, el de conseguir la mayor calidad literaria posible en un tiempo récord.

"Cuando Dickens lo acabó, el libro se imprimió en muy poco tiempo, llegó a las librerías el 17 de diciembre de 1843 y en Nochebuena se habían vendido ya las seis mil copias, con lo que se convirtió en un súperventas instantáneo", añadió Kiely, quien, sin embargo, explicó que no fue un éxito financiero.

Dickens invirtió una buena cantidad de dinero en publicar el libro y esperaba conseguir mil libras con las ventas, pero aquel año finalmente se tuvo que conformar, según este experto, con 230 libras de la época.

Kiely explicó así que Dickens se puso manos a la obra un año después de haber realizado su primera visita a Estados Unidos con la firme intención de conseguir una buena paga para permitirse un año de vacaciones, junto a su esposa, cinco hijos y sirvientes, en Italia.

El Museo Morgan ha escogido mostrar la página 37 del manuscrito, en la que, según Kiely, se puede leer cómo el fantasma de las Navidades Presentes se lleva al señor Scrooge a ver a la familia Cratchit y le dice que el famoso niño Tiny Tim morirá, una información que Dickens decide tachar y añadir más tarde para ganar "efecto dramático".

"Se pueden ver tachaduras y apuntes con un habitual movimiento de la pluma en cursiva de Dickens, con los que lucha por ser conciso y ganar intensidad y efectividad en el manuscrito", dijo el experto, que definió como "sentimental y filantrópico" el estilo en este libro del escritor que retrató como nadie la época victoriana en el Reino Unido.

Esta obra marca, según Kiely, la transición en la que las Navidades se convirtieron en algo "más comercial que religioso", con lo que se puede decir que Dickens es, en parte, "responsable de concebir la Navidad como la celebramos hoy en día".

El secreto de la popularidad de Cuento de Navidad reside en que retrata "una historia de redención que es casi una parábola bíblica y en la que todos nos podemos ver identificados", aseguró.

Ese éxito es el que hace que Cuento de Navidad siga protagonizando nuevas ediciones, ya sea en forma de cuento infantil, obras de teatro dramático y musical, y por supuesto producciones cinematográficas.

La enésima película inspirada en la famosa fábula es Los fantasmas de Scrooge, con Jim Carrey de protagonista animado y que se exhibe estos días en las salas de medio mundo.

Pero antes de Carrey se pusieron en la piel o la voz del viejo avaro, en diferentes versiones y formatos, desde Bill Murray y Rowan Atkinson, hasta Michael Caine y Walter Mathaus, entre otros.