La página web de la Asociación Americana de Psiquiatría de EE.UU. (APA, su sigla en inglés), advierte que las auto fotos o selfies no son un trastorno según su catálogo (llamado DSM-5).
El aviso es en respuesta a una nota publicada el 31 de marzo de 2014 en el sitio web Adobo Chronicles, que publicó una noticia que aseguraba que la APA había catalogado al desenfreno de sacarse autorretratos con el celular como "selfitis" y que era un nuevo trastorno mental.
El artículo afirmaba que selfitis era "el deseo obsesivo-compulsivo de tomarse fotos y publicarlas en las redes sociales como una forma de compensar la falta de autoestima y llenar un vacío en la intimidad". La noticia se republicó en muchos sitios de noticias en todo el mundo. Pero la historia era falsa.
Pero hoy, el investigador del Departamento de Psicología de la U. de Nottingham Trent (Reino Unido), Mark Griffiths, señala que la existencia de la selfitis parece confirmarse.
En un reciente estudio, Griffiths analizó el comportamiento en relación a la toma de selfies de 400 personas de India, país que tiene la mayor cantidad de usuarios en Facebook. Desarrolló una escala de comportamiento de selfitis, concluyendo que la condición existe, aunque con un matiz. "Nuestro artículo dice que la selfitis parece ser una afección real, pero nunca hemos dicho que sea un trastorno psicológico", explica Griffiths a La Tercera.
En próximas investigaciones buscará comprender sobre cómo y por qué las personas desarrollan ese comportamiento potencialmente obsesivo, y cómo se puede ayudarlas.
En los últimos años, indica Griffiths, la selfie se ha popularizado y hoy es más que solo tomar una foto, ya que incluye la edición del color y el contraste, cambiar los fondos y agregar otros efectos antes de subir la imagen a las redes sociales. La compra de mercancías asociadas (como self-sticks) también ha crecido, opciones adicionales que han masificado aún más esta práctica.
Marca personal
Para la psiquiatra de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, Muriel Halpern, una conducta compleja en relación a las selfies, puede darse cuando se usa cómo necesidad para reafirmar la autoestima a partir de "likes". En ese caso, "podría ser síntoma de alta fragilidad en la autoestima, personas que son muy sensibles a los rechazos de los demás".
La selfie no es igual que una fotografía. "No se suben selfies feas. Representan un retrato perfecto, no es espontánea, busca mostrar que todo es fantástico y en la vida no siempre es así", dice Halpern.
Así, se vuelve más relevante el testimonio gráfico que la experiencia, dice Halpern. "Si uno lo mira psicológicamente, no tiene riqueza. Es un acto efímero a no ser que sea usado de otra manera".
Rodrigo de la Fabián, psicoanalista y académico de Psicología U. Diego Portales, explica que la capacidad de tomarse autorretratos existe de antes, pero es gracias a las redes sociales que la selfie cobra sentido. "La posibilidad de hacerla circular le da su valor, también la tecnología se ha ido desarrollando para favorecer la selfie".
Sin embargo, agrega, "eso de psicopatologizar todo no me parece. Son fenómenos sociales, la problemática aparece cuando genera efectos negativos",
En este caso, no es la selfie el problema, explica De la Fabián, sino la adicción a la construcción de una marca personal. La vida privada, dice, "se vuelve un producto dónde se piensa qué de lo que hago conviene ser retratado, qué es valioso de mostrar a otros o no".
Probablemente la persona que se saca muchas fotos, su vida está colonizada por la idea de transformarse en un producto de red social, dice De la Fabián. "Antes se armaba el álbum de fotos, con la idea de conservarlo en el tiempo. Estas son fotos efímeras, no se busca conservar algo en el tiempo, sino capitalizar algo en el presente", sostiene.