Hace un año era un completo desconocido. Ahora, Joël Dicker no sólo firma autógrafos, sino que a sus 28 años ha logrado revitalizar la novela policial francesa. Ocurrió tras publicar La verdad sobre el caso Harry Quebert, donde Marcus Goldman intenta resolver el caso que involucra a su maestro acusado de asesinar a una joven de 15 años.

Corría el 2012 y luego de una serie de rechazos editoriales, Joël Dicker, un joven suizo de profesión abogado, con aspecto de modelo, colocaba en las librerías de Francia su primer policial. El resultado: 800 mil ejemplares vendidos, además de ganar el Premio Goncourt des Lycéens, el Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa y el de Novela de la Academia Francesa.

"Nunca imaginé un éxito así", dijo Dicker en junio pasado al diario español El País, poco después de la edición en español de La verdad sobre el caso Harry Quebert por el sello Alfaguara.

La novela llegó a Chile los primeros días de julio y hasta la semana pasada permanecía en los primeros lugares del ranking de los títulos más vendidos. Es más, Alfaguara ya solicitó una segunda edición, luego de facturar 5 mil ejemplares.

En esta última década, la novela policial ha llevado la firma de escritores nórdicos, liderados por Stieg Larsson y su saga Millennium.

Sin embargo, en Francia, hay una serie de autores, cuyas novelas policiales se traducen al español, formando parte del catálogo de prestigiosas editoriales. Los nombres más destacados son Jean-Claude Izzo, Francis Ryck, Thierry Jonquet, Jean-Patrick Manchette, Jean Christophe Grangé, Frantz Delplanque y Fred Vargas.

El secreto del mal

Comenzaba la década del 70 y en Europa el "Neopolar" definía la nueva novela policial francesa. Los héroes ya no eran detectives como el clásico Philip Marlowe, de Raymond Chandler. Ahora, eran más bien tipos marginales, ligados a la izquierda, involucrados en casos de política y corrupción.

Un autor que describió con su obra los bajos fondos fue Jean-Claude Izzo, fallecido en 2000. Con su Trilogía de Marsella le dio vida a Fabio Montale, apasionado de la buena comida y el vino, quien se volvió un gran documentalista de la mafia marsellesa.

Mientras, Jean-Patrick Manchette (1942-1995) ha sido difundido por la editorial RBA con novelas como Nada, Balada de la costa oeste y la recién llegada a Chile: El caso N'Gustro.

Protagonizada por Henri Butron, un ex mercenario en Africa, que se pone a las órdenes de los gobiernos poscoloniales acusados de malversación de fondos.

"Manchette transformó la novela policíaca moderna en un arma de la sátira", señaló el diario The New York.

A su vez, el autor chileno creador del detective Heredia, Ramón Díaz Eterovic, traducido al francés por el sello Métailié, dice que la diferencia entre el policial francés y el norteamericano es que "hay un mayor compromiso con la historia. Manchette está muy ligado a los sucesos de Mayo del 68 o al fenómeno de la inmigración".

Otro ejemplar que acaba de ser traducido al español es La selva de las almas, de Jean Christophe Grangé (1961). El autor de Los ríos de color púrpura, novela que inspiró la película protagonizada por Jean Reno, es uno de los escritores más leídos de Francia, donde ha vendido cuatro millones de copias.

Esta vez, con La selva de las almas, Grangé entra al mundo de la genética para revelar los misterios de una serie de asesinatos. Estos mitos y tabúes que lo llevan a un grupo de niños salvajes. Es la metáfora del mal: el hombre moderno reclamando por la libertad, igualdad y fraternidad.