La percepción de que la actual recesión será breve y que dará lugar a una vigorosa recuperación parece tomar fuerza en el sentimiento empresarial. Pese al desempleo que ha comenzado a invadir decididamente a los mercados locales y mundiales y al debilitamiento transversal en la actividad, abarcando industria, comercio, servicios y mercados externos, las empresas estiman que ya hay sólo una vía posible en adelante, la recuperación.

Así se desprende del Índice de Expectativas Empresariales de la CCS (IEE) de junio de 2009, que mejoró en 10 puntos respecto de marzo último, subiendo desde 52 a 62 puntos. Esta importante mejoría en las expectativas no sólo representa la recuperación más pronunciada de los últimos años, sino que también vuelve a situar al IEE en una zona de optimismo, similar a la que prevaleció hasta antes de que se declarara la crisis.

Es lo que también ha ocurrido en otras regiones del mundo, que sometidos a un proceso de desaceleración económica similar, en los últimos meses han visto mejorar las expectativas de las empresas. En Estados Unidos, epicentro de la crisis internacional, los indicadores que anticipan recuperaciones económicas (LEI), muestran desde marzo de 2009 sus primeros avances sostenidos desde que se desató la recesión a mediados de 2007.

El factor común, y que incluye también a las expectativas de los consumidores, es que la mejoría en estos indicadores es sobre todo una apuesta a futuro, en medio de un complejo momento económico actual.

En efecto, el mayor optimismo sobre el futuro ocurre en el contexto de un escenario de ventas en franco descenso. Las grandes empresas encuestadas declaran una caída promedio de 6,6% en sus ventas en los últimos 12 meses, mientras que en la PYME este descenso alcanza al 13%. Casi la mitad de las empresas (48%) señala haber reducido sus ventas en el período, muy por sobre el estándar de 10% a 20% de tendencia, y un 50% de las empresas considera que las condiciones económicas actuales son peores que las de un años atrás.

Pese al difícil escenario económico en curso, la instalación de un sentimiento de optimismo futuro es transversal. Afecta a las grandes, medianas y pequeñas empresas y también a cada uno de los sectores de actividad económica. Sólo un 15% de las empresas muestra un IEE por debajo de 50 puntos, muy por debajo del 51% observado a fines de 2008. Estos antecedentes sugieren que existe credibilidad y confianza respecto de la tendencia a una menor volatilidad observada en los mercados financieros internacionales, incluyendo la mejoría en los precios de los productos básicos y las proyecciones de consenso para 2010, que hablan de una recuperación económica global.

Además, la mejoría en las expectativas empresariales ha ido de la mano con la percepción de los consumidores. El índice de confianza del consumidor del mes de junio  mejoró, abandonando la zona de evidente pesimismo en que estaba a mediados de 2008, acercándose a una de mayor neutralidad. Esta mejoría ampliada de expectativas significa en definitiva, que el universo de agentes económicos está atravesando por un proceso de readecuación de lo que espera a futuro.


VENTAS, INVERSIÓN Y EMPLEO
Por primera vez se ve una amplia disonancia entre el IEE y la evolución de la actividad económica. En trimestres y años anteriores ambos habían seguido una trayectoria que guardaba cierta sincronía en las fases de alza y descenso. En esta oportunidad, sin embargo, las tendencias son nítidamente divergentes. La actividad económica profundiza su caída y las expectativas empresariales acentúan su mejoría. Esto es síntoma inequívoco de que las empresas perciben que la actual recesión ha tocado fondo, y que, como se señaló, la recuperación será relativamente rápida.

La divergencia entre situación actual y futura se manifiesta en cada una de las variables encuestadas, tanto respecto de aspectos directamente relacionados con la gestión empresarial, como de la economía en su globalidad. En efecto, el porcentaje de firmas que espera una mejoría en las condiciones económicas para los próximos 12 meses ha subido de un piso de 7% en diciembre de 2008 a un 46% en junio. Este sentimiento de optimismo es especialmente marcado en las grandes y medianas empresas, en los que este porcentaje sube a 58% aproximadamente, lo mismo que en la industria de recursos naturales.

Por otra parte, pese a la destrucción de empleo que toma lugar y al aumento en la tasa de desocupación, las expectativas empresariales apuntan a una recuperación del mercado laboral y a un aumento en torno al 2% en el empleo en los próximos doce meses. Esto significa que las empresas alcanzaron a prever no más de dos trimestres consecutivos con mermas en el empleo (el cuarto de 2008 y el primero de 2009), lo que representa un lapso relativamente breve, a la luz de los registros históricos acerca del mercado laboral.

Frente a la pregunta respecto del número de trabajadores en planta, el 19% de las empresas afirma que realizará nuevas contrataciones, el 75% que mantendrá la estructura actual y sólo un 6% declara que reducirá planta. En marzo último, un 14% de las empresas declaró que reduciría personal.

De cumplirse estas expectativas, la tasa de desempleo podría volver a cifras de un dígito hacia el último trimestre de este año.

Algo similar se aprecia respecto de la inversión esperada por las empresas. Pese al significativo proceso de contracción de la inversión que está en curso en los mercados reales, tanto en términos de menores importaciones de bienes de capital, como de caída en la actividad de la construcción, los empresarios esperan una recuperación de las inversiones a un ritmo superior al 7% en los próximos 12 meses. Esta recuperación esperada de la inversión en el IEE es la más alta de los 9 últimos trimestres y está incluso por sobre el promedio histórico, que es del orden de 6%. En los dos trimestres inmediatamente anteriores, la inversión esperada estuvo prácticamente congelada, con variaciones en torno al 1% para los siguientes 12 meses.

La expectativa de mayores inversiones atraviesa la generalidad de empresas y sectores. Pero es especialmente marcada en el comercio y en el sector transporte (ambos con incrementos esperados por sobre el 11% en los próximos 12 meses). En la industria, en tanto, este proceso se anticipa más moderado, con una expansión esperada en torno al 5%.

Es importante constatar que la recuperación esperada en la inversión ocurre simultáneamente con una mayor holgura de capacidad instalada en las firmas. La misma desaceleración económica ha permitido aflojar los estrechos márgenes de capacidad observados a inicios de 2008, bajando su tasa de uso desde un 92% a sólo 82% en junio 2009.

Por último, las expectativas de ventas también muestran una significativa mejoría en los últimos meses. Las empresarios pronostican un aumento de 16% en los ingresos operativos en el transcurso de los próximos 12 meses, muy por sobre los registros del orden del 6% de los dos trimestres inmediatamente precedentes. Un 59% de las empresas espera elevar sus ventas, un 38% mantenerlas y sólo un 3% prevé una reducción. La generalidad de los sectores coincide en el grado de optimismo sobre el futuro, con tasas de dos dígitos en el comercio, industria, construcción, servicios y recursos naturales, sin excepciones.

En definitiva, las expectativas de las empresas muestran un importante repunte, que aborda todos los frentes de actividad y sectores.  Se aprecia una recuperación esperada en el empleo, en las inversiones, en las ventas y una percepción de mejoría global en las condiciones económicas futuras. Esta mejoría es por sobre todo una apuesta a futuro, basada en mayores grados de estabilidad internacional e indicadores parciales de recuperación en la actividad real en Estados Unidos y saneamiento de los mercados crediticios y de capitales. El renovado optimismo sugiere que estos antecedentes han sido incorporados en la formación de expectativas, abriendo espacios para ampliar mercados internos y externos y avalar una recuperación en la actividad empresarial hacia fines de 2009 e inicios de 2010.