Expedición navideña a la isla

navidad (isla juan fernández)

Desde 2011 que Juan Fernández recibe a un grupo de amigos que cada fin de año viaja para celebrar con los isleños.




El accidente del Casa 212, el 2 de septiembre de 2011, en el archipiélago Juan Fernández marcó un antes y un después para un grupo de amigos y profesionales de Santiago que nada tenían que ver ni con las víctimas del fatal accidente ni con la comunidad fernandesiana. "Simplemente, fue que el accidente nos conmovió mucho. Vimos que la gente de la isla había sufrido tanto con el tsunami en el 2010 y con esta tragedia, que sentimos que teníamos que hacer algo para llevarles un poco de alegría".

Fue así como el ingeniero Marco Díaz (38) y un grupo de otras siete personas decidió organizarse para viajar hasta la isla Robinson Crusoe con el objetivo de llevar regalos a los niños y preparar una cena de Navidad para todos los habitantes del poblado. "Comenzamos a llamar a nuestras redes de contactos para que donaran juguetes, los insumos para un asado y ayudas para financiar el viaje. Durante los dos primeros años, la comunidad nos recibió con sospechas, nos decían que no volveríamos al año siguiente, que los olvidaríamos como otras veces lo habían hecho otras organizaciones. Pero nos propusimos volver cada año y muchos ocupamos nuestras vacaciones para ir", agrega Díaz, presidente de la Fundación Navidad Juan Fernández.

La entidad, que está en proceso de obtener personalidad jurídica, comienza a preparar su viaje con varios meses de anterioridad. Un colegio de Parral (Región del Maule) envía gran parte de los regalos que entregan a los niños, mientras que con las cenas y ventas de rifas a beneficio consiguen recursos para una parte del financiamiento que necesitan. Además, buscan cupos en buques comerciales o de la Armada para trasladarse a la isla. En total, la expedición les cuesta cerca de $ 4 millones. "Nos sentimos comprometidos con esto y nos motiva el cariño que nos entregan las familias", señala Díaz.

La comunidad de Juan Fernández valora esta acción. "Ellos están con todas las pilas puestas para apoyar a nuestra gente y eso es bueno por salud mental, porque la gente todavía lo necesita", dice el alcalde recientemente electo, Leopoldo González (RN). "Pensamos que lo iban a hacer solo una vez, pero ya son conocidos por toda la comunidad y se sienten isleños. Esto es un tema netamente apolítico, ellos vienen por iniciativa propia y la gente los recibe, porque además les gusta recorrer y compartir con la comunidad, haciéndolos partícipes", agrega.

Según Diego Orellana, habitante de la isla, "en la comunidad es súper bien recibido este gesto, porque nos gusta que la gente sea todoterreno. Además, es mutuo el cariño que se siente. Hay pocos niños en la isla y hay trabajadores que se van al continente durante estas fechas por la pesca de la langosta. Estamos agradecidos sobre todo porque sacrifican su tiempo para conseguirse los recursos necesarios para llegar con presentes para la comunidad".

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