La estudiosa Elena Lazzarini aseguró que el genio renacentista Miguel Ángel Buonarroti se inspiró en varios burdeles italianos para pintar algunos de los modelos que forman parte de los frescos de la Capilla Sixtina, fuente de inspiración presente también en la producción de muchos artistas de esa época, desde Leonardo a Bronzino.

Según Lazzarini, era frecuente que los artistas renacentistas italianos acudieran a las llamadas "stufa", baños públicos similares a un burdel donde a menudo se ejercía la prostitución, para estudiar a modelos que después serían representados en sus obras.

De acuerdo a la experta, muchos de los beatos y condenados que forman parte de los frescos de la Capilla Sixtina son retratados en situaciones obscenas.

"Un condenado, por ejemplo, es conducido al infierno agarrado por los testículos y entre los beatos se producen besos y abrazos ambiguos, claramente de naturaleza homosexual", dice.

Lazzarini añade que "los cuerpos masculinos, muy viriles, que componen la pintura del Juicio Final corresponden con la apariencia física de peones y cargadores retratados durante el trabajo, con los músculos tensados y con el cansancio y el esfuerzo reflejados en sus rostros".

La imponente escena del Juicio Final, de 3,7 por 12,2 metros, fue pintada por Miguel Ángel entre 1536 y 1541 para decorar la pared que se encuentra tras el altar de la capilla.

Según la estudiosa italiana, fue en los baños públicos de la capital italiana donde Miguel Ángel se inspiró para decorar una de las joyas del Vaticano.

Estos espacios eran numerosos durante el siglo XVI en Italia y, en particular en Roma, explica Lazzarini, y en ellos, además de realizarse tratamientos de belleza y de hidroterapia, "había estancias más apartadas, lugares de promiscuidad y de prostitución masculina y femenina".

Referencias que se encuentran también en obras de otros artistas renacentistas como Leonardo o Bronzino, según la experta.

"Era una opinión muy común en aquella época el considerar que aquella fisonomía correspondiese a un ideal físico y emocional. Y estos modelos no eran sólo cosa de Miguel Ángel, los encontramos a partir de Leonardo en varios trabajos y están presentes también en la obra de Bronzino", añadió Lazzarini.