Expertas entregan cinco ejercicios prácticos para potenciar nuestra inteligencia
Aprender las patentes de los autos al revés o hacer pausas tras una reunión ayudan a mejorar nuestra concentración, memoria y velocidad de pensamiento. Dos neurosicólogas dicen que si estos ejercicios se hacen a diario y durante al menos dos meses, activamos nuevas redes neuronales en nuestro cerebro.
Ser más inteligente es un anhelo de la mayoría de los seres humanos. Hace unas semanas, un estudio realizado por científicos de la U. College de London comprobó que la inteligencia no es innata y que puede mejorar o incluso empeorar cuando no recibe el entrenamiento adecuado.
Una de las fórmulas para potenciarla es entrenando algunos procesos -como memoria, concentración y velocidad de pensamiento- para lograr una mejor adaptación al medio: una de las claves de la inteligencia.
Marcela Tenorio, gerenta de Educación Continua del Centro de Desarrollo de Tecnologías de Inclusión de la UC, y Marcela Lavados, especialista en rehabilitación cognitiva, quienes trabajan potenciando las habilidades cerebrales de niños y pacientes con alzheimer, entre otros, entregan a La Tercera una serie de ejercicios de estimulación cognitiva que si son practicados en forma repetitiva y, al menos, durante dos meses seguidos, no sólo pueden mejorar nuestra inteligencia, sino que crear nuevas redes neuronales en nuestro cerebro.
APRENDER A FOCALIZAR
"La atención es voluntaria y se puede manejar. Es en este primer paso donde se construye toda la base de la función cognitiva", dice Lavados. Para ello, lo primero que hay que aprender a hacer es a focalizarse, es decir, a trabajar en una sola cosa a la vez. Para focalizarse en un solo objetivo hay que lograr inhibir la atención hacia otros estímulos. Una tarea compleja en un mundo en que nos piden hacer muchas cosas al mismo tiempo. Pero si logramos en algunas ocasiones del día, diariamente, dejar a un lado todo para concentrarnos únicamente en algo, lo que estamos haciendo es activar el lóbulo frontal derecho del cerebro, que es donde se inhiben los demás estímulos y que nos permite concentrarnos. "Es también la zona donde se toman las decisiones de acuerdo a la información que consideramos importante y relevante", señala Lavados.
No por nada esa área del cerebro es la que se trabaja en pacientes que tienen déficit atencional. Lograr que ellos se concentren es complejo, pero cuando aprenden a focalizarse y activan esta zona del cerebro a diario, cada vez es más fácil para ellos hacerlo y durante más tiempo. Lo mismo pasa con las personas comunes: hacer el ejercicio de focalizarse al menos una vez al día permitirá al cabo de ocho semanas aumentar nuestro nivel de concentración de manera importante, sin tanto esfuerzo y por más tiempo.
ASOCIAR PARA MEMORIZAR
Si es de las personas que olvidan dónde estacionó el auto en el mall o el número de departamento donde vive un amigo no significa que tenga mala memoria, sino malas estrategias para memorizar, dicen las expertas.
Una de las formas más simples y útiles de mejorar esta condición es crear asociaciones entre lo nuevo (lo que queremos recordar) con algo ya conocido (el nombre de nuestro hijo, país, comida favorita, etc).
Así , por ejemplo, será más fácil recordar Alicia 4 (el nombre de su hija o mamá y un número), que la fila en la que estacionó es la A4. Si olvida el número, al menos no olvidará que recuerda Alicia, porque la letra era A. Lo mismo si va por primera vez a la casa de un amigo. Intente retener detalles, como negocios que están en los alrededores o colores de los edificios. Todo esto tiene por fin un objetivo mayor: "Activar neurotransmisores y crear nuevas redes neuronales en nuestro cerebro al usar nuevas formas de memorizar", dice Lavados.
PAUSAS PARA CONSOLIDAR
Se sabe que la memoria se consolida con el sueño. De ahí que las personas que tienen insomnio tienen menos capacidad para recordar.
Por eso, Lavados recomienda a sus pacientes descansar después de cada sesión para que consoliden en sus cerebros la información recibida. No hacerlo hace que el cerebro olvide fácilmente parte de los datos recién entregados, especialmente cuando son muchos. Lo mismo funciona para las personas comunes que salen de una reunión o una clase. El ejercicio: estar solo, en calma y ojalá con la mente en blanco por al menos 15 minutos (también sirve una siesta) en algún lugar de su oficina o escuela, de modo de darle el mínimo de tiempo a su cerebro para archivar la avalancha de datos recién recibida.
ESCRIBIR PARA ORGANIZAR
La mente funciona como un gran conjunto de carpetas y archivos. Cada vivencia y aprendizaje quedan registrados en la memoria para estar disponibles cada vez que los necesitemos. Sin embargo, mientras más lento "ingresa" la información al cerebro, ésta quedará mejor archivada, lo que significa que será más fácil recurrir a ella. "Yo les digo a mis alumnos que si quieren obtener buena nota en una prueba, pueden estudiar la última noche, no dormir y posiblemente se saquen buena nota. Pero al mes, recordarán poco de esa información. Para aprender de verdad, la clave es estudiar con tiempo y todos los días un poco. Esa información permanece", dice Tenorio.
Este gran sistema de información mejora aún más cuando escribimos lo que queremos recordar, estudiar u organizar. En opinión de Tenorio, este ejercicio es un potente vehiculizador de la organización de pensamiento. Cada vez que se escribe una información, el cerebro está obligado a darle una estructura lógica y eso requiere buscar en los archivos que están guardados. El esfuerzo que esto representa para el cerebro genera conexiones que ayudan a una mejor organización mental y memoria.
PENSAMIENTO VELOZ
Muchas veces, las personas se quejan porque piensan algo, pero cuando reaccionan es tarde. Esa acción ya no es la apropiada para ese momento. Otras, en cambio, son muy veloces. Responden casi inmediatamente a una ironía o a un problema. Ellas tienen desarrolladas las funciones ejecutivas, que es la capacidad de categorización, abstracción, organización y toma de decisiones que tiene un individuo. "Cuando trabajamos funciones ejecutivas en personas que no tienen problemas, recomendamos que jueguen a laberintos complicados, sudokus o juegos de computador, porque las someten a un problema para el que tienen que buscar una solución", dice Tenorio.
Sin embargo, si no tiene tiempo para eso, un ejercicio simple y útil para lograr aumentar su velocidad de pensamiento es calcular mentalmente operaciones matemáticas consecutivas (del tipo 5 + 9 x 10 - 28 +30…). Hacer ese juego a diario tiene resultados importantes a nivel cerebral, porque está entrenando a su cerebro en decidir y asociar más rápido, incluso en hablar de forma más veloz. "Todos estos ejercicios crean más redes neuronales en el cerebro, hay más sinapsis entre las neuronas y en la medida en que se repite, la velocidad de conexión mejora", explica Lavados.
Lo mismo pasa si se juega a quien dice más palabras que empiecen con determinada letra en un menor tiempo. "La más difícil es la lista de palabras que empiezan con F. Lo óptimo es verbalizar al menos 23 palabras con F, que no sean nombres, apellidos ni nombres de países o ciudades". Eso obliga al cerebro a pensar rápido.
Otro ejercicio muy útil es aprender números de teléfonos o patentes de un auto al revés (de derecha a izquierda). "Se obliga al cerebro a operar de una manera distinta, activando zonas que antes no eran parte de la red. Con eso se refuerza también la memoria a corto plazo. Al principio no recordará todos los elementos, pero después irá aumentando el nivel de detalles y la velocidad en que recuerda", dice Lavados.
COMO UNA ORQUESTA
La inteligencia como cosa única no existe. Es una suma de habilidades cognitivas, como la atención, la comprensión, las funciones ejecutivas y los sistemas de memoria. Si todos ellos se coordinan bien entre sí, se es más inteligente.
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