El principal experto científico del gobierno británico, John Beddington, aboga en un nuevo documento por el recurso a los transgénicos en la agricultura para evitar una futura escasez alimentaria y combatir mejor el cambio climático.

Según el documento, adelantado por el diario The Guardian, los científicos deben desarrollar una "nueva revolución verde" a fin de aumentar la producción de alimentos en un mundo transformado por el calentamiento del planeta y un fuerte crecimiento demográfico.

"Serán necesarias técnicas y tecnologías de distintas disciplinas, desde la biotecnología o la ingeniería a otros sectores nuevos como la nanotecnología", afirma el científico, según el cual hay que tomar medidas urgentes y no se puede seguir confiando en aumentar las cosechas siguiendo métodos tradicionales.

"En los últimos 50 años, la mejora de la productividad ha resultado en un incremento del 75 por ciento de las cosechas, pero el ritmo de crecimiento es cada vez menor", advierte el experto.

Según Beddington, las nuevas tecnologías como los cultivos genéticamente modificados serán esenciales para cumplir los objetivos económicos, medioambientales y sociales.

Esa revolución es necesaria, afirma el científico, tanto para combatir el cambio climático como para alimentar a los 9.000 millones de habitantes,  3.000 millones más que ahora, que se cree que soportará el planeta dentro de 30 años.

"También se predice un crecimiento de la demanda de energía y del agua fresca de en torno al 50 por ciento, lo que habrá que gestionar al tiempo que se mitiga el cambio climático y el mundo se adapta al mismo", agrega Beddington.

No es la primera vez que el científico aboga por los transgénicos, pero el hecho de que hoy repita sus advertencias en una reunión de agricultores británicos en Oxford indica que el gobierno cree llegada la hora de acelerar el debate en torno a ese tipo de agricultura, que encuentra aún fuerte resistencias entre la población.

Mientras tanto, las organizaciones no gubernamentales que se ocupan de temas de desarrollo acusan al gobierno laborista de Gordon Brown de ceder a las presiones de los fabricantes de semillas transgénicas y olvidarse de las causas reales de la crisis alimentaria mundial.

Así, señalan que un estudio de cuatro años patrocinado por la ONU y en el que participaron más de 400 científicos de distintos países llegó hace dos años a la conclusión de que las tecnologías transgénicas tendrán sólo un efecto limitado en la lucha contra el hambre.

Ese informe, dirigido por otro científico del gobierno británico llamado Robert Walson, estableció que los supuestos beneficios de los transgénicos son variables, pueden aumentar las cosechas en algunos casos, pero disminuir en otros y que hará falta también usar más o menos pesticida según las distintas circunstancias.

Su conclusión más importante, sin embargo, era la de que el hambre del planeta tiene tanto que ver con el poder y el control del sistema de producción y distribución de alimentos como con la cantidad producida globalmente.