El megaquiróptero o murciélago de la fruta está considerado el portador del virus de ébola. Un estudio publicado en el "New England Journal of Medicine" indica que un niño de dos años pudo haber sido el primer infectado en esta epidemia. Sin embargo, se desconoce si lo hizo comiendo fruta contaminada.

Sin embargo, Andreas Streit, funcionario de Naciones Unidas dijo que la erradicación del tipo de murciélago, al que se atribuye la trasmisión del virus del ébola en el oeste de África, no es una opción.

"Estos sacrificios masivos no tendrían ningún sentido" porque no cambiarían en nada la situación actual, sostuvo el secretario ejecutivo del Eurobats, un acuerdo internacional vinculante administrado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
 
Según Streit, el virus ahora se trasmite entre seres humanos, y en una colonia de unos 10.000 murciélagos megaquirópteros están infectados un máximo de diez animales.

Por su parte el virólogo alemán Christian Drosten sostuvo que se trata de un problema de medicina humana que nada tiene que ver con los megaquirópteros.

Los expertos alemanes creen factible que un megaquiróptero haya podido estar al principio de la cadena de infección y barajan como opción que alguien se infectara al entrar en contacto con la carne cruda o la sangre de un ejemplar. Pero aseguraron que la carne asada de estos animales -de un tamaño mucho mayor que el murciélago normal- puede ser consumida sin problemas.

Los virólogos descartaron que el virus se trasmita a través de los excrementos de los animales.

EFECTOS EN EL ECOSISTEMA

Los megaquirópteros africanos tienen un cuerpo de hasta 23 centímetros de largo y pueden llegar a pesar 320 gramos y una envergadura de entre 70 y 80 centímetros.

Streit teme que la erradicación sistemática de los megaquirópteros traiga aparejada graves consecuencias para el ecosistema en el que juegan un papel central.
 
Estos animales que se alimentan de frutas son polinizadores y propagadores de un gran espectro de semillas que podrían ser importantes a nivel económico para la región.

"No se puede sustituir este papel en el ecosistema. Se dañaría seriamente la naturaleza", explicó.