El director del Departamento de Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de Santiago de Chile (Usach) Luis Martínez, indicó que no hay posibilidades que se produzcan epidemias de magnitud importante si es que la comunidad acata las medidas básicas de prevención recomendadas por las autoridades de salud.

A su juicio, aunque el terremoto del pasado 27 de febrero dejó sin suministros básicos a las zonas azotadas por la catástrofe, provocando alarma sobre posibles epidemias y problemas sanitarios entre la población de las localidades afectadas, "la experiencia chilena en desastres de gran magnitud descarta una emergencia de estas características".

Lo anterior a pesar del impacto que tuvo el sismo en las redes de alcantarillado y abastecimiento de agua de las regiones más afectadas.

"Hay que tranquilizar a la población, pues a través de los estudios retrospectivos de catástrofes de este tipo, donde se han provocado una gran cantidad de muertos y un desbarajuste enorme de la infraestructura tanto vial como sanitaria, en general lo que ocurre es que se masifica la idea de una epidemia, y dar crédito a esas versiones es una falsa alarma", explicó.

Asimismo, agregó que la preocupación de la gente es normal, ya que en situaciones de estas características se produce una desarticulación de la capacidad de respuesta, lo que sumado a la existencia de cuerpos sin sepultar dan un panorama dantesco.

Sin embargo, explicó que las epidemias no surgen por la existencia de cuerpos en descomposición y alimentos en igual estado, sino por la posibilidad de cortes totales en el sistema de saneamiento básico.

"Básicamente, hay que preocuparse de que el agua de consumo, con la que se preparan alimentos y para el aseo básico, sea limpia. Y si no es agua potable, se puede potabilizar, agregando cloro al agua o hirviéndola por un tiempo adecuado.", reafirmó el académico, asegurando que la medida necesaria es de una cucharadita de cloro por litro de agua.

Finalmente, el epidemiólogo destacó la medida del gobierno de implementar una campaña de vacunación en las zonas más devastadas para evitar enfermedades gastrointestinales, pero la calificó sólo como "preventiva".