Los diversos ecosistemas ricos en flora y fauna nativa amenazados en nuestro país son varios. Y según el destacado ecologista estadounidense Norman Myers, existen 25 lugares en el mundo que presentan la mayor tasa de pérdida de hábitat y que concentran la mayor proporción de especies endémicas, es decir, aquellas plantas o animales propios y exclusivos de una determinada zona.
En Chile central se encuentra uno de estos puntos: "La zona mediterránea de Chile central es uno de los 25 lugares detectados por el equipo de Myers, porque concentra la mayor riqueza de flora vascular endémica y está en serio riesgo dado que, históricamente, esta zona es la que concentra la mayor proporción de habitantes del país. De este modo, nuestras formas de vida y nuestras necesidades cotidianas presionan los sistemas naturales y amenazan la biodiversidad", asegura Cristián Romero, docente e investigador de la Escuela de Ingeniería Forestal de la Universidad Mayor.
Romero también añade que "específicamente, el bosque esclerófilo de la zona central de Chile es uno de los más amenazados. Ya prácticamente no existen en todo su rango de distribución formaciones prístinas que sirvan de referencia, y se han perdido interacciones biológicas clave para la conservación de estos ecosistemas. Lo más probable es que muchas hayan desaparecido sin siquiera conocerlas".
CÓMO PROTEGERLOS
Existen diversos caminos para proteger la diversidad de los bosques mediterráneos nativos de la zona central, según explica el investigador. A mediano y largo plazo, el sistema más relevante es en base a la investigación científica y su difusión como elemento fundamental de la educación de las nuevas generaciones.
"Reconocer como propios los sistemas naturales nativos y agregarlos a nuestra idiosincrasia es un camino clave de recorrer, sin embargo ni siquiera hemos partido. Es común ver en Educación de Párvulos fábulas colmadas de personajes provenientes de otras latitudes; la Enseñanza Básica y Media no ejemplifica temáticas biológicas y ecológicas con investigaciones nacidas de nuestros sistemas naturales, por ello, la pregunta es obvia ¿cómo protejo algo que desconozco?", puntualiza Romero.
El docente de la Universidad Mayor afirma que a corto plazo es posible abordar dos líneas importantes. "Primero, proteger desde la perspectiva legal estos ecosistemas que no están bien representados en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE). Esto se ha abordado por la autoridad a partir de la Estrategia Nacional de Biodiversidad liderada por CONAMA", explica.
El segundo punto, manifiesta, es apoyar técnica y financieramente a aquellos propietarios privados que posean predios de alto valor de biodiversidad, a través de los incentivos y herramientas de fomento existentes en las normativas ambientales y forestales del país. "Sin embargo, es necesario evaluar si estos incentivos son suficientes para estimular la protección por parte de los privados", finaliza Romero.