La propuesta de ingeniero y economista, Lorenzo Cerda es la tarifa "0" en el Transantiago que busca dar acceso gratuito a los usuarios de buses y metro. Ajuste que ha generado debate entre los especialistas.
Cerda propone que los empleadores y trabajadores deberían aportar al sistema (además del subsidio del Fisco): que a cada usuario se le debería descontar directamente de su planilla de sueldo unos $11.000 al mes para financiar los traslados.
Ante la presencia de diversos expertos que discuten esta propuesta, La Tercera consultó al especialista y docente de Ingeniería de la UDP, Louis De Grange, sobre el financiamiento de los transportes en las ciudades de nuestro continente.
A fines del año 2000, Transmilenio comenzó a operar en Bogotá, Colombia, con la idea de funcionar como una especie de metro de superficie. Para ello se diseñaron vías segregadas y se construyó estaciones con zonas de pago, apoyados por tecnologías de punta. La alta capacidad de este transporte y su reducido costo de implementación en comparación a sistemas de Metro, lo ha convertido en un referente para otros sistemas de transporte público urbano.
Sobre el sistema de transporte colombiano, De Grange explicó que "la mayoría se financia con tarifa. Ahora último, han aportado un subsidio pero que no supera el 15% en los servicios de Transmilenio. En general, los servicios que están afuera del Transmilenio, que son la gran mayoría, es como era las micros amarillas, sin subsidio".
Según el experto, el subsidio en las ciudades del continente son mucho menor en comparación con Santiago. "Son con subsidios muy bajos o nulos, con empresas atomizadas, muchas micro empresas. Es muy artesanal, es casi sin subsidios con tarifas baratas, ya que son estructuras de costos más livianas. En Latinoamérica en general no se subsidia el transporte público. El subsidio es mucho más bajo".
Respecto a lo que sucederá en los próximos años, el profesor de la UDP, señaló que "lo que van a empezar a hacer las ciudades latinoamericanas, es empezar a avanzar en Metro. Justamente para evitar los problemas de los buses".
Asimismo, el académico comentó que en el sistema de transporte, que cumple este viernes una década, a diferencia del colombiano, "se equivocaron en los diseños, en los cálculos y que los costos fueron mucho mayores". "Los buses del Transantiago cuestan tres veces lo que costaban las micros amarillas. Las micros amarillas costaban 400 millones de dólares y los buses del Transantiago cuestan 1.200 millones de dólares más o menos", concluyó De Grange.