Los últimos meses del año y el fin de las Fiestas Patrias generan que los chilenos se preocupen más por su aspecto físico, realizando dietas y ejercicios que en muchos casos dejaron de lado durante todo el año.
Si estas actividades no son vigiladas por expertos, pueden traer más problemas que beneficios a la salud de las personas, por lo que el Dr. Fernando Radice entregó a La Tercera varios datos para prevenir lesiones y aumentar la eficacia de los esfuerzos de fin de año.
"Hacer actividad física nunca es malo", asegura el médico de la Clínica Las Condes, "uno debería tener un hábito para hacerlo durante todo el año, pero es mejor hacerlo un período de tiempo a no hacerlo nunca".
Según explica Radice, lo más importante es "la forma en la que uno enfrenta esa actividad física en estos meses". "Las metas que se quieren lograr, desde el punto de vista de las repuestas a las demandas, dependen de una buena y adecuada planificación".
Es por esto, que el doctor señala que es fundamental que la actividad física sea supervisada por profesionales, pues de otro modo "el riesgo de complicaciones es alto". "En general, cuando uno empieza a hacer estas actividades físicas es porque está con sobrepeso y pretende bajar en un período corto de tiempo", explica, agregando que la persona "aumenta la demanda física y baja la ingesta, haciendo dietas y buscando resultados inmediatos".
A partir de estas prácticas, se genera una "debilidad nutricional y un aumento en la demanda fisiológica, y es ahí donde empiezan los problemas cardiovasculares, las lesiones musculares y los desgarros".
Según Radice, lo fundamental para que el ejercicio y la dieta funcione es "hacer una planificación para ir cumpliendo objetivos en forma gradual". Las personas, entonces, deben plantearse "metas reales y concretas, de bajar tantos kilos y modificar los hábitos". "Hay que ordenarse en las comidas sin perder la porción de proteínas, ácidos grasos y sales minerales, porque la idea es bajar grasa y no masa muscular", explica.
Por su parte, la nutricionista Giselle Muñoz explica a La Tercera que "las personas se desordenan tanto en estas fechas, que hacen dietas hipocalóricas que bordean las mil o incluso 900 calorías diarias, y eso genera un déficit muy importante". "Una vez que se regulariza la alimentación, podemos llegar a tener un aumento de peso considerable", explicó, en relación al conocido "efecto rebote".
Para Muñoz, lo más importante es contar con un equipo multidisciplinario de nutricionistas y sicólogos, para respaldar cada dieta que se haga. Agrega, además, que con un equipo serio, las personas pueden perder alrededor de 500 gramos semanales, dependiendo de sus hábitos y de la actividad física que haga.
Según la nutricionista, "lo ideal es tener una alimentación saludable todo el año". Aún así, quienes quieran comenzar a perder peso para prepararse para el verano, pueden hacerlo, comenzando ahora y con la ayuda de profesionales y con expectativas realistas.