En 2007, el aporte del gobierno federal de Estados Unidos a la educación básica y secundaria fue de apenas 8,5%. Este notorio aumento, en comparación al 1% que se destinaba en la década del cincuenta, fue objeto de análisis en la exposición de la profesora del School of Public Affairs de la Universidad de Colorado, Jody L. Fitzpatrick, a través de la cual, explicó el acotado rol que ha tenido la administración central de EE.UU. en la educación pública.

La académica, quien fue la principal oradora en el seminario "La administración de colegios públicos en Estados Unidos, una perspectiva institucional", que realizó la Dirección de Asuntos Públicos de la Universidad Católica, el 6 de agosto.

En su intervención, Fitzpatrick señaló que "tradicionalmente la educación en Estados Unidos ha sido administrada a nivel local"; y agregó que, "si bien en las últimas décadas se ha extendido el papel del gobierno federal en educación, éste nunca ha estado enfocado en 'dirigir' a los colegios".

UN ESTADO QUE NO CONTROLA
Por el contrario, recalcó que el rol del Departamento de Educación de EEUU está limitado a promover el logro estudiantil y la preparación para la competitividad a través de una educación de excelencia, además de asegurar el acceso equitativo, sin discriminación alguna. "Su objetivo es promover, no controlar. Les dice a los colegios 'les vamos a ayudar', pero no les dice exactamente cómo deben hacerlo", afirmó.

En este sentido, explicó que el Departamento de Educación juega un rol clave en reunir a las personas para desarrollar las normas en un estado: "Trabaja junto con los estados, pero no es quien pone las reglas. Considerando que son cincuenta estados, sería tremendamente difícil tener normas nacionales, pues cada uno tiene sus propias reglas y puede ser muy complejo compararlas".

La experta también puso énfasis en la necesidad de potenciar a los directores de los colegios como líderes y emprendedores. "Se debe permitir que los directores sean autónomos para hacer que sus profesores alcancen los máximos estándares. El mejor director es un líder institucional", afirmó.

LA REALIDAD CHILENA
La realidad estadounidense fue contrastada por el jefe de la Unidad de Evaluación y Currículum del Ministerio de Educación, Pedro Montt, quien recalcó que la historia de la experiencia chilena es a la inversa: "Un Estado que para construir nación desarrolla un sistema educativo, es decir, se transforma en un Estado docente".

Y aunque explicó que en la década del ochenta hubo un cambio radical que transfirió la administración de las escuelas a los municipios, aseguró que este proceso aún no ha sido asimilado adecuadamente, pues "se hizo sin un esfuerzo profundo y serio de desarrollo capacidades a nivel local".

En línea con lo anterior, el gerente de educación de la Corporación Municipal de Puente Alto, José Pedro Undurraga, dijo que, dado que hoy los municipios no tienen la capacidad para trabajar en educación, "nos vemos enfrentado a escoger dónde queremos llevar la responsabilidad de la educación pública: a los limitados gobiernos locales o al gobierno central. Y ahí entramos nuevamente en el debate de devolver o no la educación al nivel central. Yo personalmente soy más partidario de buscar la manera de crear en los municipios esa capacidad instalada".

Por su parte, Ricardo Paredes, académico de la Facultad de Ingeniería UC, junto con manifestar su optimismo respecto del futuro de Chile en educación, puso énfasis en el desafío legislativo que tiene el país en el marco del nuevo proyecto que busca fortalecer la formación pública.

En su opinión, "hay premisas en ese proyecto que contrastan fuertemente con lo que es la misión del Departamento de Educación de EE.UU., que entre sus puntos postula garantizar a todos el acceso la educación. Pero en Chile, el proyecto que tenemos, por ejemplo, asocia la educación pública al proveedor. No es acceso a buena educación, sino que tiene que tiene que ver con el proveedor".