Diversas reacciones generó la opción de abrir, bajo algunas condiciones, los hospitales públicos a los afiliados a isapres, proyectando así la complementariedad entre ambos sistemas de salud.
La idea que está presente en la comisión de reforma al sistema privado de salud, desde sus inicios busca, entre otras cosas, mejorar el acceso de los usuarios de isapres en regiones y disminuir los costos del plan único.
Según Manuel Inostroza, académico del Instituto de Salud Pública de la Universidad Andrés Bello, "la alternativa tiene cabida sólo en regiones, porque en los grandes centros urbanos no hay camas disponibles en la red pública para usuarios del sector privado, situación distinta a lo que ocurre en ciudades como Punta Arenas o Arica, donde la baja disponibilidad de camas de prestadores privados hace que el hospital institucional sea una alternativa viable".
Para el director ejecutivo de la Asociación de Isapres, Rafael Caviedes, "esto pasa por resolver, primero, los problemas que aquejan al otorgamiento de servicios de salud en el sistema público. Si no hubiese colas ni listas de espera, evidentemente debiera existir una mayor complementariedad".
Por su parte, Gonzalo de la Carrera, miembro de la comisión y presidente de Colmena, dijo que "es una idea que ayudaría a contener costos de la salud para quienes quieran ese estándar de medicina, pero de ser obligatorio su uso, afectaría negativamente el nivel de atención que tienen actualmente los beneficiarios de isapres".
En tanto, quien fuera subsecretario de Redes Asistenciales en el primer gobierno de la Presidenta Bachelet -y hoy director del Instituto de Salud Pública-, Ricardo Fábrega, dijo no ser partidario de esta posibilidad. "Me da la impresión de que esto es sólo una manera de darles camas baratas a las isapres y lo que se espera es que las isapres hagan sus propias inversiones. Nosotros, los usuarios de Fonasa, no queremos que los beneficiarios de isapres se vengan a meter a nuestros hospitales, porque tenemos pocas camas para nosotros", aseguró.