Expertos de 10 universidades de EE.UU. develan mitos sobre la obesidad

Divulgados como efectivos, resultan perjudiciales para una eficaz baja de peso.




Adelgazar se ha convertido en toda una industria. Sólo en EE.UU., el gasto en productos para bajar de peso sobrepasa los US$ 60 mil millones. Es una realidad también que más allá de las recomendaciones médicas, miles de personas siguen su propio camino, ya sea usando fórmulas que prometen rápidos resultados, productos de moda o siguiendo recomendaciones de amigos.

Ahora, un estudio publicado en The New England Journal of Medicine, firmado por 20 expertos en nutrición y obesidad de 10 universidades de EE.UU. y Dinamarca, desmitifican una serie de "verdades" .

"Sobre el papel, muchos de los mitos parecen plausibles, hasta que nos detenemos a preguntar ¿cómo podría uno saber esto? ¿dónde está la evidencia? Pero las pruebas controladas aleatorias, que no son excesivamente difíciles o caras, no son hechas a menudo. Una gran cantidad de recursos se gastan en estudios que aumentan la creencia, pero no el conocimiento", afirma a La Tercera Krista Casazza, investigadora del Departamento de Ciencias de la Nutrición de la U. Alabama en Birmingham y parte del grupo que realizó el estudio.

1 Lactancia materna no protege

Según los investigadores, la arraigada idea de que la lactancia materna actúa como protector frente a la obesidad es un mito, pues no existen evidencias científicas que apoyen esa relación. Para ello citan un estudio de la OMS que siguió a 13 mil niños por más de seis años y que mostró que no había ninguna relación entre lactancia materna y menor obesidad. La leche materna tiene leptina, y hay estudios que dicen que esta hormona que regula el apetito protegería a los niños de ser obesos en la adultez. Casazza lo niega. "Los niveles de leptina no son protectores y no se sabe si aumentan con la lactancia", dice.

2 Bajar rápidamente si es bueno

Otro mito: toda persona que inicia un plan para adelgazar no debe bajar rápidamente de peso, porque con la misma rapidez lo recuperará. Los expertos dicen que los ensayos aleatorios controlados no muestran diferencias significativas entre bajar de peso rápida o lentamente (como se aconseja) en la tasa de éxito final de un tratamiento antiobesidad y que muchas personas que tienen grandes pérdidas de peso iniciales, se mantienen en el tratamiento porque ven cambios. "La forma ideal para perder peso es individual y basado en muchos factores".

3 Pequeños cambios no ayudan

El concepto generalizado de que realizar pequeños cambios en la rutina, como caminar 20 minutos al día o comer un poco menos de algún producto alto en calorías, sumarían grandes cambios de peso a largo plazo, también es un mito, dicen los investigadores. En realidad, el cuerpo se adapta a los cambios, por lo que reducir calorías de esta forma no tiene el mismo efecto con el tiempo. Un ejemplo de esta teoría es el que asegura que reducir el gasto energético diario en 100 kilocalorías (caminar un kilómetro y medio al día) supone una disminución de más de 20 kilos en un plazo de 5 años. Los expertos dicen que la pérdida real de peso sería sólo de alrededor de 4,5 kilos en el mismo tiempo, y siempre que "no se tenga en cuenta una ingesta compensatoria de calorías por el esfuerzo realizado".

4 Clases de gimnasia no sirven

Muchos ponen el acento en las clases de educación física, pero los expertos dicen que tal como se desarrollan en la actualidad, son insuficientes y de bajo aporte. No tienen la frecuencia ni intensidad suficientes como para hacer la diferencia en la pérdida efectiva de Indice de Masa Corporal (IMC) o en la prevalencia de la enfermedad, según revelan diversos estudios realizados en niños que realizan clases de gimnasia en diversos colegios.

5 Sexo no quema calorías

Se ha divulgado que el sexo permitiría consumir entre 100 y 300 calorías. Pero la investigación destaca que el único estudio que ha medido científicamente el gasto energético determinó que tras una relación sexual de, en promedio, seis minutos, sólo se queman 21 calorías, lo mismo que caminar.

6 Metas realistas no importan

La creencia dice que proponerse metas irreales frustrará a los pacientes, por lo que perderán menos peso. Aunque es una hipótesis razonable, indica el estudio, no hay datos concretos sobre la existencia de una asociación negativa entre metas ambiciosas y la posibilidad de finalizar los programas de pérdida de peso. Por el contrario, según los investigadores, hay estudios que muestran que las metas más ambiciosas son a veces asociadas con mejores resultados.

7 Buena disposición no es crucial

Sería un factor asociado al éxito de un tratamiento para adelgazar: la favorable disposición del paciente a bajar de peso. Sin embargo, se requiere más que eso. El estudio analizó cinco ensayos clínicos con 3.910 participantes inscritos en programas para bajar de peso, con un período promedio de nueve meses, y aquellos que en la evaluación manifestaron tener mayor voluntad, no mostraron diferencias en relación al resto en el éxito de su tratamiento, por lo que no sería un factor relevante.

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