LAS PRINCIPALES ramas productivas están abocadas a determinar cuál será el impacto que tendría la propuesta de reforma tributaria que el jueves dio a conocer la ex Presidenta y actual candidata Michelle Bachelet. Aunque existe un rechazo amplio en el sector privado a incrementar la carga tributaria, recién se empieza a cuantificar detalladamente cómo afectará el nivel de inversión. Pero desde ya existen aprensiones sobre el impacto que tendrá la polémica eliminación del Fondo de Utilidades Tributables (FUT) y cuán sustituto es el esquema de depreciación instantánea que se presentó como paliativo contra los efectos negativos de esa medida.

La propuesta aspira a recaudar US$ 8.200 millones (3,01% del PIB) para financiar, entre otras cosas, una reforma educacional. Con ese fin, Bachelet planteó elevar el impuesto de primera categoría (a las empresas), desde el 20% actual a 25%, pasar de tributar sobre base repartida a base devengada y eliminar el FUT, mecanismo creado hace 29 años para estimular la inversión de las empresas. Esta última medida es la que más nuevos recursos generará, de aprobarse la reforma: en régimen, se estima que aportará prácticamente la mitad de la recaudación pretendida (ver tabla).

En la actualidad, el FUT asciende a casi US$ 270.000 millones (ver tabla) y el monto histórico que se siga acumulando hasta el cuarto año de un eventual gobierno de Bachelet, donde entraría en vigencia el fin del FUT, se mantendría tributando según el esquema actual.

En conjunto con lo anterior, el plan de reforma contempla una rebaja al tramo máximo del impuesto de segunda categoría y al global complementario, desde el 40% actual a 35%, y el mencionado sistema de depreciación instantánea, según el cual las empresas, una vez extinto el FUT, podrán depreciar inmediatamente su gasto en activos fijos.

TRABA A LA INVERSION

De acuerdo con el Servicio de Impuestos Internos (SII), actualmente se retira de las empresas en torno al 30% de las utilidades. La evidencia sugiere, además, que gran parte de las utilidades no retiradas serían atribuibles a las personas de ingresos más altos, que posiblemente retiran aún menos que ese 30% promedio. Por lo tanto, la eliminación del FUT alteraría, fundamentalmente, la tasa de tributación a las utilidades empresariales.

"El paquete tributario que propuso la ex Presidenta Bachelet -que incluye agregar las utilidades reinvertidas a la base de ingreso de los contribuyentes afectos- reducirá, en definitiva, los niveles de inversión, todo lo demás constante", prevé Rolf Lüders, académico de la Universidad Católica.

"El paquete aumenta fuertemente la tributación a las empresas y lo compensa sólo muy parcialmente con una moderada baja de la tasa del impuesto global complementario. El rendimiento neto del capital invertido en Chile se reducirá y, como el capital es muy móvil, se desplazará a otros destinos más rentables", agrega.

Ricardo Paredes, académico de la Universidad Católica, a su vez, dice que "algunos proyectos que hoy son convenientes, dejarán de serlo. En este sentido, cualquier economista sabe que el efecto será negativo. Lo que no sabemos es la magnitud del mismo. Mi impresión es que lo que finalmente será clave es lo que se hará con dichos impuestos. Gastos bien pensados y programas bien implementados, podrán aminorar el efecto negativo en la inversión y eventualmente, hacerlo muy pequeño".

Con todo, "hay una serie de interrogantes todavía, porque faltan detalles, y uno de ellos es cómo se relaciona el cambio hacia una base de utilidad devengada con los fondos de las AFP", plantea Francisco Klapp, investigador de Libertad y Desarrollo.

Su inquietud es si los fondos de pensión serán gravados una vez que una persona empiece a girar desde éstos como jubilado.

Una mirada distinta del tema tiene Claudio Agostini, quien diseñó una propuesta muy similar a la de Bachelet para el trabajo tributario que realizaron en conjunto el CEP y Cieplan, y quien también asesora en la materia al candidato presidencial de la DC, Claudio Orrego.

"El efecto en la inversión dependerá de la gradualidad con que se implemente la reforma; las transiciones son importantes y si el FUT se eliminara mañana el shock sería importante", sostiene. Agrega que, "en empresas grandes, el impacto de alzas de impuestos es poco, según lo demuestran los estudios, debido a que la inversión responde a una mezcla de varias cosas, no sólo a los impuestos. Según encuestas internacionales, a los inversionistas extranjeros les importa, en primer lugar, la vigencia de reglas claras y que se respeten la ley y las instituciones; en segundo lugar, el desarrollo de la infraestructura y, en tercero, la calidad del capital humano. Mucho más abajo se ubican los tributos". A su juicio, "si hoy los grandes conglomerados empresariales del país invierten en países con tasas de impuestos más altas que en Chile, como Perú y Colombia, sería raro que si no hay problemas allá los haya acá".

¿SUFICIENTE PALIATIVO?

Ausente el FUT para incentivar las inversiones, el nuevo régimen daría un incentivo a retirar las utilidades y al consumo, ya que serán gravadas cualquiera sea el caso.

"La menor inversión local incidirá en menos empleo y, por ende, en menores salarios reales. Ese efecto negativo se trata de compensar en el paquete tributario anunciado por Bachelet mediante la depreciación instantánea", explica Lüders.

Sin embargo, "la depreciación va a cubrir solamente una parte del costo", dice Franco Brzovic, socio del estudio jurídico Pérez Donoso.

Esto, "porque beneficiará sólo a aquellas empresas que demandan maquinaria", añade.

"El sistema de depreciación no cubre todos los escenarios. Aunque todavía todo está en un plano superficial, porque no se conocen detalles importantes, esto tiende a favorecer, o en general, la reforma tiende a perjudicar menos a los sectores más intensivos en capital fijo", coincide Klapp,

Agostini discrepa: "La depreciación instantánea más que compensa el aumento de la carga tributaria".

Concede, sin embargo, que "en industrias muy intensivas en capital fijo, la tasa efectiva será más baja que antes, y en las menos intensivas en capital, va a quedar un poco más alta".

A juicio de Lüders, podrían agregarse otros egresos de las empresas, pero igual surgen dudas.

"Lo que suceda con la distribución de la inversión, si es que se implementa la reforma tributaria propuesta por Bachelet, va a depender crucialmente de cómo se reglamente", dice.

"En particular, dependerá de qué gastos se incluirán en los rubros que se permitirán depreciar instantáneamente. Nada impide, en principio, que se incluyan en esa categoría las remuneraciones y otros egresos relacionados con investigación y desarrollo, por ejemplo. Pero un inconveniente que tiene el esquema propuesto es que se prestará para mucha discreción funcionaria", añade Lüders.

Paredes cree que la depreciación instantánea puede compensar los efectos de la reforma "en parte", introduciendo la noción del costo del capital.

"Eso va a depender del costo del endeudamiento, pues la depreciación instantánea puede entenderse como un subsidio, ya que es un crédito sin interés", opina Paredes.

RUMBO PAIS

Pero el uso de este mecanismo de depreciación inmediata como estímulo para la inversión, abre también una discusión acerca del rumbo que debe tomar el país para crecer.

En este sentido, las críticas a la propuesta de Bachelet se centran en el beneficio desigual de la depreciación entre sectores intensivos en "fierros" y otros sectores más orientados a la innovación o a los servicios. Según los economistas, los planteamientos de la candidata incurrirían en un error, al considerar que la inversión representativa de lo que hace crecer al país es sólo lo intensivo en capital fijo.

Lo que es clave, de acuerdo con este argumento, es lograr una mayor eficiencia de la economía, es decir, el aumento de la productividad total de factores, para lo cual cobra importancia la innovación, mientras que la inversión en activos fijos es menos relevante.

"El impacto en las empresas será ambigua; si lo único que una firma hace es invertir en maquinaria, la depreciación puede servir, pero las empresas modernas son distintas", dice Klapp.

Agostini vuelve a discrepar. Cree que antes de pensar en el efecto en la innovación, el país debe enfocarse en el capital humano capaz de generarla.

"Nos falta todavía para ese punto, y eso salta a la vista al mirar el lugar de Chile en diversas mediciones internacionales en educación, como la prueba Pisa. Hay una cantidad importante de jóvenes que no entiende lo que lee y no sabe calcular el vuelto. De qué frontera del conocimiento podemos hablar si no partimos por resolver ese grado de precariedad", dice Agostini.

PYMES

En lo que se refiere a las pymes, la reforma presentada por la candidata del pacto Nueva Mayoría, amplía el rango de empresas que pueden acogerse al régimen especial 14 ter, eliminando los otros mecanismos paralelos, como 14 bis, 14 quáter y renta presunta.

Para ellos también existe la posibilidad de depreciación instantánea contenida en el artículo 14 ter, pero a diferencia del resto de las empresas, se podrá utilizar desde un principio y no al año cuarto.

Pero "la depreciación no será un gran beneficio para las pymes", por cuanto cuando hay renta presunta, por ejemplo, no existen activos que depreciar, argumenta Brzovic. Y continúa: "El proyecto es paternalista e impide la libertad de los empresarios de elegir el régimen que más les acomode para sus necesidades, entre los artículos 14 bis, ter, quáter, que son modalidades que dan alternativas que cada uno se plantea. De aprobarse la reforma, ahora habrá un régimen único y que es obligatorio", critica.

Opuesto a un beneficio, añade el abogado, con el aumento de la carga tributaria y un sistema de depreciación que no necesariamente va a beneficiar a las pymes, la reforma podría generar un escenario en que los dueños de las empresas pequeñas retiran más utilidades de la compañía para pagar sus propios impuestos a la renta, o uno en que la empresa debe endeudarse más para financiar sus proyectos de inversión.

QUIEN PAGA

Si la tasa de retorno de la inversión llega a cambiar con esta reforma, como varios temen, el impacto podría permear la capa inicial de las utilidades de la empresa, sugiere Lüders.

"En principio, precisamente, porque el capital es muy móvil -su oferta es muy elástica-, un aumento de tributos que afecte su rendimiento, necesariamente recaerá en alguna proporción menor sobre los consumidores y, principalmente, sobre el empleo y el ingreso de los trabajadores, y casi nada sobre los dueños del capital", explica.

En este sentido, complementa Lüders, "la propuesta tiende a ser regresiva. El motivo: la inversión, que después del cambio de impuestos rinde menos en Chile que en otros países, se desplazará a estos últimos".

El tema de quién terminará pagando la reforma tributaria resulta difícil de resolver a priori, dice Klapp, porque "depende de las elasticidades, qué significa menor inversión, qué explica menos salarios y qué estimula el flujo de inversión a otros países".

"En economía, sabemos poco sobre este efecto", dice Agostini. "Lo que sabemos es que una parte del impuesto de la empresa lo paga el dueño. En algunos mercados, la evidencia es que una parte menor, efectivamente, afecta los salarios, y también existe un poco de evidencia de que en mercados que están muy concentrados, oligopólicos, una parte se traspasa a los consumidores. Sólo con datos para Estados Unidos y Europa -y no se sabe qué tanto de esto es replicable en Chile-, tres cuartos del impacto lo sufre el dueño de la empresa".

"Sin dudas que es compartido. En parte, los dueños de las empresas con menores utilidades, y en parte, los trabajadores con menores salarios y empleo", complementa Paredes.