"Odio mi trabajo". ¿Quién no ha dicho esta frase al menos una vez en su vida laboral? Incluso, si usted es de esos privilegiados que hacen lo que más les gusta, alguna vez le debe haber llegado un reto de su jefe o ha debido realizar una tarea que ha estado lejos de agradarle.
Si siente que odia su trabajo, tiene dos posibilidades: o se busca otro o pone atención a lo que dicen Amy Wrzesniewski, Jane Dutton y Justin Berg, profesores de la Escuela de Management de Yale. Ellos han encontrado un camino para todos aquellos que sólo quieren salir corriendo de su oficina.
Tomando una muestra de las 500 empresas que anualmente ranquea la revista Fortune, los académicos crearon una metodología llamada "diseño del trabajo". ¿El objetivo? Que todos puedan identificar las oportunidades para hacer que su trabajo sea más desafiante y enriquecedor.
La clave es enfrentarse al empleo de una forma completamente nueva, mirándolo como un conjunto de bloques de construcción, más que como una lista de obligaciones. Ello puede llevarlo a conseguir la meta más importante: adaptar el trabajo a sus motivaciones personales.
La única advertencia que realiza Wrzesniewski es que para lograr reencantarse con el trabajo "hay que actuar en forma realista".
Los pasos a seguir
Los académicos de Yale postulan cuatro pasos clave para quienes deseen reinventarse y descubrir que parte importante de la satisfacción con el trabajo depende de nosotros mismos.
1. Repensar creativamente la actividad que uno desarrolla. Al analizar cuánto tiempo, energía y atención le dedica a las tareas cotidianas, es posible darse cuenta de cuáles son las preferidas. Una vez detectadas, el profesional debe lograr que sus labores diarias se concentren preferentemente en torno a ellas.
2. Graficar las actividades cotidianas dentro del trabajo. Al saber qué es lo que realmente hace en un día, un trabajador puede pensar formas nuevas de integrar lo que los expertos llaman sus "fortalezas, motivos y pasiones" en su rutina diaria.
3. Reorientar su tiempo y energía hacia lo que más le gusta. Por ejemplo, un abogado que prefiere litigar antes que el trabajo administrativo, debería enfrentar estas labores de escritorio pensando en cómo le ayudarán cuando llegue la hora de enfrentar al juez.
4. Llevar las ideas a la práctica. Cada uno encontrará su propia fórmula, ya sea conversar directamente con su jefe para proponer nuevas ideas o llegar a acuerdos con sus compañeros, para lidiar con ciertas tareas específicas.