Casi 30 años tiene el plan regulador vigente de la comuna de Valparaíso, hoja de ruta que ordena dónde y en qué condiciones se puede construir, y que luego del incendio ha reflotado la necesidad de contar con uno que se adapte a las condiciones del puerto. "En tres décadas el plan ha sufrido 22 modificaciones, sin embargo, ninguna de ellas hace referencia al riesgo", señala Uriel Padilla, constructor civil de la U. de Valparaíso y autor de un estudio sobre la vulnerabilidad del puerto ante los desastres. "Es necesario que se incluya la variable incendio en la planificación. Esto me permite como ciudadano contar con información sobre los riesgos a los que me expongo construyendo en un punto determinado y cómo puedo como ciudadano minimizarlos", explica el experto. En una ciudad proclive a los incendios, la ubicación de las casas respecto de la orientación del viento, el material de construcción o el contar con piscinas de aguas lluvias en el cerro podrían marcar la diferencia ante un incendio. "Todas estas medidas pueden estar contenidas en un plan que incorpore zona de riesgo ante incendios", sostiene Padilla.
Sin embargo, el plan regulador de Valparaíso, así como todos los del país, no considera el incendio como un factor de riesgo para la construcción de viviendas. Este instrumento de planificación urbana sólo puede restringir lo que la ley le permite y, en este caso, la norma del Ministerio de Vivienda sobre planes reguladores sólo incluye el riesgo de terremoto, tsunami y derrumbe y aluviones, dejando fuera a los incendios. "Con la experiencia de este incendio urbano, el más grande de la historia de Chile, indudablemente vamos a tener que hacer algunas correcciones a la ley general y que particularice la situación de los incendios en términos urbanos", sostiene.
"Los incendios vienen bien catalogados para edificios, se les exige que tengan cortafuegos. No así en los espacios urbanos, y eso tiene que ver con la planificación física, que ha estado muy ausente, sobre todo aquí en Valparaíso", explica el presidente del Colegio de Arquitectos de la ciudad, Sótero Apablaza.
Desde su creación, el plan ha tenido modificaciones puntuales, y sólo durante el segundo semestre del 2013 el Minvu contrató una consultora para que diera inicio a su actualización integral.
El plan tiene que considerar la participación ciudadana y la normativa medioambiental, factores que no existían al momento de su elaboración en los 80, además de otras variables, como el mismo crecimiento de la ciudad hacia sectores rurales en altura, aumento de la temperatura y geomorfología de los cerros que actúan como tiraje. "Planteamos en diciembre pasado que el mayor riesgo para Valparaíso no son los tsunamis, los terremotos o los derrumbes; son los incendios. Es un factor que hay que considerar en la planificación, y ahora con mayor razón, con un cambio en la normativa que permita considerar zonas bajo riesgo de incendio, cosa que hasta ahora no existe", indicó Daniel Sepúlveda, arquitecto y director de Foco Consultores.
Frente al factor incendio, el presidente regional de la Cámara Chilena de la Construcción, Jorge Dahdal, señaló que con minimizar el riesgo es suficiente. "Los incendios de bosque cercanos a zonas urbanas tienen que abordarse de otra forma, generando cortafuegos bien pensados", indicó. En la misma línea, Luis Parot, secretario comunal de Planificación del municipio de Valparaíso, aclara que la calificación de zona de riesgo puede incluir la posibilidad de incendio, pero no tiene que incorporarse en un plan regulador.