Las políticas de estímulo monetario aplicadas por economías desarrolladas, como EEUU, junto con la diferencia de tasas en relación a los mercados emergentes, generan fuertes ingresos de capitales que llevan el dólar a la baja.
Los más perjudicados son los exportadores, que reciben menos pesos por cada divisa, viéndose presionados a subir los precios para poder mantener sus ganancias, lo que ha llevado a expertos a pedir medidas macroprudenciales.