Hace 40 años, en la intersección de Av. Américo Vespucio con Av. Kennedy había una rotonda que conectaba estas dos arterias. No existían aún algunas calles ni las modernas conexiones de hoy en ese punto. Esa rotonda tenía, incluso, árboles y alrededor había chacras y casas patronales, donde vivían las familias más acomodadas de la ciudad.
Esa misma década del 60, este tipo de soluciones viales proliferaron en la capital, gracias al Plan Intercomunal de Santiago de 1960 y a la inspiración de otras urbes bien concebidas, como el París del 1800, proyectado por el barón Hausmann.
Las rotondas de Quilín, Grecia y Kennedy nacieron de una gran obra de ingeniería creada por esa época, la circunvalación Américo Vespucio (la de Plaza Italia había sido creada en 1929) y lo hicieron con el propósito de conectar nuevas arterias y ralentizar la velocidad por éstas.
Sin embargo, en los 90 este tipo de obras viales dejaron de construirse. Según el experto en transportes de la U. Diego Portales, Carlos Melo, se debe a que las rotondas son de carácter más "barrial" y no fueron adecuadas para un Santiago que en esa década alcanzaba un parque automotriz de 485.000 y en el que aterrizaban concesionarias con el objetivo de construir vías rápidas.
"La mayoría tiene un diseño de ingeniería malo. Las entradas son perpendiculares y no tangenciales, por lo que generan mucha congestión en las calles que entran. Además, si se considera la velocidad con la que crece el número de autos (100.000 por año), se vuelven cada vez más inviables. Por eso, en 15 años, las rotondas deberían desaparecer", explica Melo.
CAMBIO DE FORMA
Según el ingeniero en transportes y miembro del directorio de Metro, Louis de Grange, hoy existen 45 rotondas en Santiago y "el 80% de éstas están intervenidas por pasos bajo o sobrenivel, o simplemente cruces de calles semaforizadas".
Por lo mismo, el ingeniero les da fecha de muerte a estas soluciones viales: al igual que Melo, les da 15 años más. "Deberían desaparecer todas las que quedan en el área urbana, como la Irene Frei (Clínica Alemana) y la Carol Urzúa (frente a Escrivá de Balaguer). O las sacan o serán modificadas", afirma.
Esto, porque éstas pueden absorber entre 1.500 y 2.000 vehículos por hora, y según datos de la Secretaría de Transportes (Sectra) de 2010, las de Quilín y Grecia recibían entre 3.000 y 6.000 autos en horas peak. Por eso, tuvieron que ser modificadas: en 2005 se les construyeron pasos sobre y bajo nivel para dar paso a la autopista Vespucio Sur.
"La rotonda Atenas superaba los 3.000 y se hizo un paso sobre nivel. La Pérez Zujovic tiene actualmente 4.000 autos y está más que saturada, y por eso se piensa en su eliminación con el Plan Santiago Centro Oriente", dice De Grange.
El académico de la U. de Chile Francisco Martínez coincide con De Grange en lo que pasará con las de la zona oriente. "Lo más probable es que sean intervenidas con un paso sobrenivel o una autopista que permita aplacar los flujos. No se verán en autopistas, pero sí aparecerán en lugares más pequeños, más de barrio", remata.