Expertos en salud norteamericanos aseguran que una conversación básica con los niños podría resultar 6 veces más efectivo que leerles un cuento antes de dormir. Según los especialistas, incluso si el bebé o el infante aún no puede pronunciar palabras, su respuesta primitiva a la conversación ayuda a desarrollar sus habilidades lingüísticas.

Los padres han estado leyendo cuentos y otras historias a sus niños por generaciones, lo que, por lo general, sólo los ayuda a dormir o a formar un vínculo entre ellos. Asimismo, algunos expertos en salud infantil en el mundo lo recomiendan como una buena forma de desarrollar el lenguaje. De hecho, algunos padres más competitivos están buscando dar a sus hijos tantas ventajas académicas como les sea posible, a menudo, eligiendo cuidadosamente libros para ayudarlos a aprender a hablar o leer más rápido.

EL EJERCICIO DE LA CONVERSACIÓN
Sin embargo, esto puede tener poco efecto en comparación con el simple ejercicio "uno a uno" entre un adulto y un niño, como lo indica un estudio universitario norteamericano desarrollado por el Dr. Frederick Zimmerman y sus colegas de la Escuela de Salud Pública de la UCLA, California, que fue publicado en el Journal Pediatrics.

"Los pediatras y otros profesionales han alentado a los padres a acercar el lenguaje a sus hijos a través de la lectura, la narración de cuentos o de simples hechos cotidianos", señala el Dr. Zimmerman. "Pero este tipo de actividades no enfatizan un rol de los niños basado en el intercambio del leguaje, ni otorga la importancia necesaria a que los niños hablen tanto como les sea posible".

Los investigadores examinaron a 275 familias con niños de hasta cuatro años la edad y midieron su exposición a la conversación de los adultos, de otros niños y la televisión. Luego fueron testeados sobre su desempeño en el lenguaje, para ver cuan bien podían hablar y conversar por ellos mismos, incluso a esa edad tan temprana.

Los niños expuestos a conversaciones anotaron puntajes tan altos como a los que se les leía en voz alta. Mostraron gran profundidad y variedad en su vocabulario y un menor número de errores, posiblemente porque las conversaciones de los adultos dan la oportunidad de corregir los errores gramaticales más comunes.

Aquellos que principalmente escucharon, ya sea historias o conversaciones de adultos alrededor de ellos, mostraron una cierta mejora, pero que se describió como "débil".

Los que se sentaron frente a la televisión no mostraron ninguna mejora, sin embargo, a pesar de algunas de las creencias, tampoco mostraron efectos negativos en su idioma.

POTENTE EFECTO
"Lo nuevo aquí es la conclusión de que el efecto de las conversaciones entre adultos y niños fue, aproximadamente, seis veces más potente en el fomento de un buen desarrollo del lenguaje," dijo el Dr. Zimmerman.

El niño promedio está expuesto a 13.000 palabras habladas directamente a ellos durante un día y 400 "conversaciones" con adultos. Por lo tanto, los padres deben hacer un mayor uso de estas oportunidades -recomienda el estudio-, si se trata de corregir errores en el lenguaje de su hijo o como una ocasión para introducir nuevas palabras.

"No basta con hablar con los niños. Los padres también deben hacerlos participar de la conversación", enfatiza el Dr. Zimmerman.

"A los niños les encanta escuchar hablar, así ellos prosperan en el intento de expresarse por sí mismos. Se les debe dar la oportunidad de decir lo que hay en sus mentes, incluso si se trata de 'gu gu gah'.