El 12 de mayo pasado, astrónomos del Laboratorio de Habitabilidad Planetaria en el radiobservatorio de Arecibo en Puerto Rico, descubrieron unas extrañas señales de radio mientras estudiaban un grupo de enanas rojas, unas estrellas pequeñas y relativamente frías con valores de masa y diámetro inferiores a la mitad de los del Sol.
En la oportunidad, los astrónomos analizaban la banda C, que contempla los 4 y 5 Ghz, buscando datos sobre la intensidad y tipo de radiación que rodeaba a esas estrellas, así como la posible presencia de planetas o asteroides a su alrededor.
De acuerdo al astrobiólogo Abel Méndez, las señales constan de una serie de pulsos de banda ancha similares a los emitidos por los satélites terrestres, aunque de acuerdo a sus mediciones la anomalía no se relaciona con interferencias emitidas en la Tierra, y es seguro que el origen proviene de Ross 128, una pequeña estrella 2.800 veces menos brillante del Sol y ubicada a 11 años luz de distancia.
Aún así, se tienen en cuenta posibles explicaciones, como alguna emisión por parte de los motores de algún satélite en alguna órbita muy alta, un objeto que interrumpa el campo de visión del telescopio y la estrella, o bien llamaradas de tipo II provenientes de la misma estrella, similares a una erupción solar.
Sin embargo, desde Arecibo señalan que debido a la baja intensidad de las señales no es posible detectarlas con otros telescopios, y el único que podría hacerlo se encuentra en período de calibración.
Finalmente, investigadores del SETI, ente encargado de la búsqueda extraterrestre, aseguró que también conocen de Ross 128 y sus señales, y que piensan investigar su origen.
Fuente: Arecibo Observatory, Newsweek