Los pasajeros que viajan desde México a Estados Unidos están siendo sometidos a fuertes controles de seguridad minutos antes de abordar los aviones y dentro de las aeronaves, a raíz del intento de ataque con bomba a un vuelo que se acercaba a Detroit la semana pasada.
Funcionarios contratados por las aerolíneas mexicanas y extranjeras que vuelan a Estados Unidos palpan el cuerpo de los pasajeros cuando están en la fila para subir al avión y les revisan minuciosamente el equipaje de mano, así como los carritos de bebés a quienes los portan.
Las medidas, exigidas por autoridades de Estados Unidos para todos los vuelos cuyo destino final sea un aeropuerto de este país, está provocando retrasos en las salidas y costos adicionales para las aerolíneas, dijo el martes el presidente de la Cámara Nacional de Aerotransportes, Javier Christlieb.
"Se han registrado en los procedimientos de abordaje demoras y también se incrementa el costo. No nada más el de los elementos de seguridad que se contratan, sino el uso prolongado de pasillos telescópicos y plataformas dentro de los aeropuertos, además el impacto en la disrupción de los itinerarios", señaló.
Un joven nigeriano de 23 años, Umar Farouk Abdulmutallab, está acusado de intentar explotar un avión de Delta Airlines que se aproximaba a Detroit en un vuelo procedente de Amsterdam con casi 300 personas a bordo el día de Navidad.
Incluso los pasajeros de cruceros como los que llegan a la isla de Cozumel, sobre el mar Caribe y famosa por sus arrecifes de coral y centros de buceo, son sometidos a minuciosas revisiones cuando regresan a los buques, cuyos destino final es Estados Unidos.
Christlieb dijo que, en los vuelos, a los pasajeros se les prohibe levantarse de sus asientos durante cortos períodos, así como estar hurgando en los compartimientos su equipaje de mano o permanecer demasiado en los baños, en medidas de control que varían según el criterio del capital de la aeronave.
El directivo se quejó de que las medidas, que comenzaron el viernes y se extenderán por dos o tres semanas, tengan que ser costeadas por las aerolíneas y que las autoridades no se hagan cargo de los procedimientos.
"Entiendo las medidas, pero la verdad es que se crea un ambiente tenso en el viaje, sientes que los que controlan te miran como a un mosco", dijo por teléfono antes de abordar.
Oscar Acevedo, un ingeniero de sistemas de 40 años que planeaba celebrar el Año Nuevo con amigos en Nueva York.
Los controles se están aplicando en el congestionado aeropuerto de la Ciudad de México pero también en otros que tienen vuelos directos a Estados Unidos como Cancún, Guadalajara y Monterrey.