Ya no es una sorpresa. Tras lo que se puede ver como un segundo acto del cambio de gabinete iniciado cuatro días antes de la elección municipal, que Nicolás Eyzaguirre continúe al mando de la Segpres era el resultado esperado en su entorno y en los partidos de la Nueva Mayoría. No es que la relación no sea tensa: Eyzaguirre y el oficialismo han estado en constantes fricciones y al ministro le ha costado alinear a los parlamentarios tras los proyectos del gobierno.

Es, más bien, que desde todos los sectores se asume que Eyzaguirre es uno de los principales consejeros de Michelle Bachelet y una de las figuras políticas con mayor llegada a la Mandataria. Lo fue durante su época como titular de Educación y lo ha sido en sus años al interior de La Moneda, pese a las múltiples quejas -en público y privado- de legisladores del gobierno y jefes de partido.

La distancia ha marcado que incluso Eyzaguirre no estuviera dentro de los nombres que se rumoreaban como posibles de salir del gabinete para intentar una candidatura al parlamento, como Ximena Rincón o Marcelo Díaz. Al contrario, la duda era si Bachelet concedería su salida como un gesto a las colectividades oficialistas, que han hecho de sus críticas a la descoordinación con La Moneda uno de sus centros de argumentación en el segundo gobierno de la presidenta.

Con el cambio de gabinete de hoy, la ratificación de Eyzaguirre casi sentencia que el ministro permanecerá hasta el final del mandato de Bachelet en su puesto y siendo uno de los nombres con mayor influencia en Bachelet. Un rol que, si bien ya lo ocupó como el poderoso ministro de Hacienda de Ricardo Lagos, hoy lo encuentra en una posición diferente.