EL Cajón del Maipo fue el lugar escogido por el ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre (PPD), para sostener una jornada de trabajo junto a los secretarios regionales de su cartera. Imitando el cónclave realizado por Michelle Bachelet en las Termas de Jahuel -que a fines de enero reunió a su recién designado gabinete para revisar los ejes principales de su segundo mandato-, el economista repasó los lineamientos generales de su cartera.

La cita, realizada sin prensa y en un sector alejado de Santiago el martes 29, buscaba afianzar el trabajo colectivo, en momentos en que la reforma educacional -la más emblemática de las promovidas por el gobierno de Michelle Bachelet- se prepara para entrar en tierra derecha. Y en su discurso a los asistentes, Eyzaguirre esbozaría algunos de los conceptos que pretende imponer como sello de su gestión, entre ellos una frase que resuena en el Mineduc a medida que se acortan los plazos: "Aprender a trabajar bajo presión".

El ministro sabía de lo que hablaba. La próxima semana ingresará a la Cámara de Diputados el primer proyecto de ley asociado a la reforma educacional. La iniciativa que crea la figura del administrador provisional en los establecimientos universitarios será la punta de lanza de una batería de proyectos, cuyo primer plazo fatal de envío al Congreso está fijado para el 21 de mayo -día de la primera cuenta pública de Bachelet-, según el cronograma dado a conocer por el propio ministro.

Una vez que se hagan públicos y comiencen a llegar a manos de los parlamentarios los textos que por estos días terminaba de redactar un equipo del Mineduc que lidera el abogado Patricio Espinoza, Eyzaguirre se transformará en una de las autoridades públicas más expuestas del Ejecutivo.

No es para menos: no son pocos los que aseguran que en la reforma educacional, su profundidad y sus efectos, se jugará el éxito o el fracaso del segundo mandato de Bachelet.

Por ello, la Mandataria fijó una visita a una escuela municipal en Quinta Normal como la primera actividad en terreno tras asumir su cargo. En ese lugar, Bachelet reiteró los conceptos de gratuidad, calidad y fin al lucro que -de acuerdo al programa de la Nueva Mayoría- marcarán la iniciativa, e hizo un llamado al oficialismo a apoyar los cambios que ésta propondrá.

La ambiciosa meta de transformaciones comprometida por la Presidenta en la reforma educacional conlleva, por ello mismo, que el Mineduc sea la cartera que concentrará las mayores presiones dentro del gabinete.

Los factores para este último escenario son varios, coinciden en el oficialismo y la Alianza. En primer lugar porque, por su sola naturaleza y envergadura, la iniciativa hace que sean múltiples y contrapuestos los intereses que se juegan en su debate.

A ello se agrega que en la propia Nueva Mayoría se han explicitado diferencias profundas, especialmente en la DC, por el rumbo que debe tomar la reforma, y la Alianza ha definido -en privado y cada vez más de manera explícita y pública- que el debate en educación constituye un escenario en el que oficialismo y la oposición enfrentarán una "batalla ideológica", que pondrá sobre la mesa sus diferencias más estructurales.

Si a ello se suma que el avance de la iniciativa también será una prueba crucial de la capacidad de La Moneda para ceder o resistir a la presión de los movimientos sociales -en este caso, uno de los más poderosos: el estudiantil-, el desafío es mayor.

EL DISEÑO DE EYZAGUIRRE

Tomando en cuenta el peso de esa responsabilidad, el ministro optó por un diseño que ha priorizado el trabajo prelegislativo y que lo ha llevado a sostener, hasta la fecha, cerca de 40 reuniones con los distintos actores involucrados en el sistema educativo. Según transmiten en su entorno, Eyzaguirre está consciente de que el manejo y los ritmos que imprima en los próximos meses a su gestión serán claves para el debate, por lo que quiere tomarse todo el tiempo que le resta antes de "salir a escena".

A diferencia del titular de Hacienda, Alberto Arenas, quien comenzó a elaborar la reforma tributaria incluso antes de que la propia Bachelet se instalara en La Moneda, el ministro de Educación optó por comenzar a armar y redactar los proyectos de ley a partir de su extensa ronda de conversaciones con los grupos interesados, lo que ha desatado tensiones entre los parlamentarios.

Cercanos a Eyzaguirre sostuvieron que esas reuniones, además de generar una sensación de participación amplia, también tienen un objetivo político menos evidente: estructurar los respectivos proyectos de ley de manera tal que queden "blindados", es decir, que puedan resistir los embates de la discusión en el Parlamento y no den pie a una dispersión del debate, lo que sería terreno fértil para quienes -tanto dentro como fuera de la Nueva Mayoría- mantienen objeciones frente a la reforma esbozada en el programa.

El diseño, en todo caso, ya comenzó a ser objeto de cuestionamientos desde la propia coalición de gobierno.

En privado, aunque algunos señalan que también ha sido materia de discusión en el comité político de La Moneda y en las directivas partidarias, se ha criticado que luego de cada una de sus reuniones -con rectores, estudiantes, asociaciones de apoderados e incluso con la Alianza- han emanado versiones distintas respecto de lo que se buscará con los proyectos.

Uno de los últimos de esos encuentros fue el que el ministro sostuvo, entre otros, con el rector de la Universidad Diego Portales (UDP), Carlos Peña.

Peña llegó el martes 29 al despacho de Eyzaguirre como parte del G8, organización que integran las universidades privadas que están adscritas al sistema de admisión del Consejo de Rectores.

Aunque el rector de la UDP había sido un fuerte crítico del secretario de Estado -a quien acusó de "ambiguo" y de esconder pretensiones presidenciales-, salió de la reunión satisfecho. "Quedamos extremadamente conformes con la exposición aclaratoria del ministro", afirmó al término de la cita.

En la oposición y en los sectores más críticos del oficialismo atribuyen el hecho a que el ministro de Educación "les dice lo que quieren escuchar". "En sus declaraciones tanto privadas como públicas, Eyzaguirre deja espacio para interpretaciones", afirmó el diputado UDI Jaime Bellolio, miembro de la Comisión de Educación, exteriorizando una queja que en los partidos de la Nueva Mayoría sólo se atreven a plantear en privado.

Otros, como el diputado y ex líder estudiantil Giorgio Jackson, destacaron como uno de los puntos fuertes del ministro su interés en convocar a todos los actores antes del envío de los proyectos. "Valoro que exista más espacio para el debate prelegislativo, para escuchar a todos", afirmó.

El mismo presidente de la DC, Ignacio Walker, quien ha manifestado públicamente sus reparos a algunos de los aspectos de la reforma educacional, sostuvo que "le he dicho al ministro lo que dicen en la Patagonia: el que se apura, pierde el tiempo. Más que apurarse, hay que hacer bien la pega, y creo que es positivo el diálogo social".

CONTRA EL TIEMPO

Quienes critican el diseño ponen el énfasis en que la ronda de reuniones terminó por generar expectativas en todos los sectores, las que difícilmente podrán ser satisfechas en su totalidad una vez que se conozcan los proyectos de ley y, especialmente, tras el proceso de discusión parlamentaria.

Otros más tajantes acusan que la estrategia por la que optó Eyzaguirre ha terminado por fortalecer las críticas a la reforma tributaria impulsada por el gobierno.

El alegato de algunos de los dirigentes de los partidos oficialistas apunta a que, al no conocerse detalles de los proyectos del Mineduc, los parlamentarios no tienen elementos para explicar los beneficios de una reforma tributaria concebida especialmente para financiar los cambios en educación.

Así, han comenzado a hacer mella cuestionamientos referidos, por ejemplo, a que el alza impositiva terminará afectando a la clase media. La Moneda acusó el golpe, al punto de que en los últimos días lanzó un video en el que se argumenta que quienes "atacan la reforma tributaria son los poderosos de siempre".

Las críticas han dado paso a presiones directas para que Eyzaguirre inicie el ingreso al Parlamento de los proyectos asociados a la reforma educacional.

El primer golpe vino de parte de los líderes estudiantiles. El pasado fin de semana, en un encuentro en Valdivia, la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), junto con acusar a Eyzaguirre de tener "un discurso contradictorio", confirmó la primera marcha del año para el próximo jueves. Los dirigentes, además, anunciaron la preparación de un documento paralelo para sistematizar sus demandas y que pretenden transformar en el álter ego de la propuesta gubernamental. "Es necesario presentar de manera clara los plazos, para que no haya dobles interpretaciones", afirmó en esta línea Jackson.

Los mismos parlamentarios de la Nueva Mayoría han atizado las presiones. A principios de semana, una señal de alerta obligó a los principales asesores de Eyzaguirre a tomar contacto con algunos parlamentarios, entre ellos el presidente de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, Mario Venegas (DC).

Esa mañana el diputado, junto a su par del Senado Fulvio Rossi (PS), sorprendieron a las autoridades del Mineduc al anunciar públicamente para la próxima semana el inicio de la tramitación del primer paquete de proyectos de la reforma educacional.

Ambos legisladores sostuvieron que se les había notificado el ingreso por la Cámara de Diputados de la iniciativa que crea un interventor en las universidades y otro para fortalecer la educación preescolar. Por el Senado, en tanto, entraría la reforma a la Ley General de Educación (LGE) que pone término al lucro, al copago y a la selección de estudiantes.

El anuncio de Venegas y Rossi desató molestia en el entorno de Eyzaguirre, porque acortaba innecesariamente los plazos autoimpuestos en la cartera. Así, en la conversación telefónica, los asesores del ministro aclararon a Venegas que esa información no era la correcta, y que el calendario del Mineduc sólo contemplaba para la próxima semana el envío del proyecto que crea un administrador provisional en los establecimientos educacionales.

Del resto, no sólo no se había definido una fecha para su despacho al Parlamento, sino que aún están en proceso de redacción. Tampoco existe claridad, señalaron en el Mineduc, sobre si entrarán vía Cámara de Diputados o Senado.

El freno de las autoridades de la cartera, sin embargo, estuvo lejos de aplacar el ímpetu de los jefes de comisión.

"Estamos en los tiempos justos para cumplir con los plazos impuestos por el gobierno", explicó Venegas a Reportajes, tras el impasse con el Mineduc.

En la misma línea, Rossi acotó que "si uno analiza lo que está ocurriendo y para terminar con la incertidumbre, se hace conveniente empezar desde ya a discutir los proyectos en el Parlamento".

El senador socialista, además, envió un recado a Eyzaguirre. "Espero que se cumpla el compromiso de que la reforma a la LGE entre por el Senado", afirmó, en momentos en que tanto en La Moneda como en el Mineduc se debate sobre la conveniencia de juntar el debate tributario y el educacional en la Cámara Alta.

"Es necesario que el ministro baje sus cartas", afirmó el diputado UDI Jaime Bellolio.

La idea de abrir de una vez por todas la discusión en el Congreso, en todo caso, no es exclusiva de los parlamentarios. El rector Peña advierte: "Creo que no es bueno que los actores de la educación definan la reforma. Soy partidario de que la reforma se debata en el Parlamento, donde están los representantes de la gente".

El PPD, partido en el que milita el titular de Educación, ha tomado nota de la arremetida parlamentaria que enfrenta Eyzaguirre y se prepara para "blindarlo". "¿Qué más se le puede pedir a un ministro de Educación en 50 días?", señaló el presidente de esa colectividad, Jaime Quintana, saliendo en defensa de su correligionario.

La paradoja para Eyzaguirre, en todo caso, es evidente. Cuando dé inicio este lunes al envío de los proyectos de ley y ponga término a la primera parte de su diseño, estará abriendo recién la puerta a una tarea que se prevé más larga e incierta: la batalla en el Parlamento.