Con 27 años, Fabrizio Copano representa una anomalía en el humor del Festival de Viña, formando parte de un puñado de cómicos que han llegado a la Quinta Vergara antes de cumplir 30, como Bastián Paz en 2013 (27) o Edo Caroe el año pasado (29). El comediante de stand up reconoce que el hecho le sorprendió. "Era algo que esperaba en mi carrera, pero pensé que se iba a dar mucho después. Soy de los más jóvenes que van a haber pasado por allí; no creí que se fuera a dar tan rápido", explica Copano.
A pesar de su edad, difícilmente se puede catalogar al ex Club de la Comedia como un nombre emergente. Con más de diez años de carrera, que incluyen televisión, cine y stand up, Copano se encuentra actualmente internacionalizando su carrera, presentándose de forma recurrente en países como México y Estados Unidos.
En Viña, será uno de los nombres con los que el festival continuará dejando en evidencia su preferencia reciente por la comedia de stand up, que en los últimos años ha reportado exitosos casos como los de Jorge Alís y Natalia Valdebenito. Copano vive la oportunidad como un hito en su carrera: "Lo encuentro genial, lo estoy pasando muy bien pensando en el Festival de Viña. Me gusta la idea de ir a un lugar en donde te esté viendo todo el mundo, y puedas decir lo que piensas. ¿Cuántos lugares hay así en la televisión chilena? ¿O en la vida? Y eso me tiene muy entusiasmado", explica.
¿Tiene una rutina especial preparada para Viña, o seguirá la línea de su trabajo el último tiempo?
Es una mezcla. He tomado cosas que han funcionado antes, ya que obviamente Viña no es el lugar para ir a experimentar (se ríe), entonces hay cosas que he probado en todo tipo de escenario, incluso fuera de Chile, y tengo la seguridad que son chistes que, bien contados, funcionan. Y luego hay un bloque que es más nuevo, en el que entro a hablar de mi generación, de los que fuimos al colegio en los 2000, de los que fuimos estafados por las universidades. Diría que es un poco hablar hacia los millenials.
¿Siente que el ser joven le juega a favor o en contra para estar en un escenario así?
Le he dado hartas vueltas. Y siento que lo bueno de ser joven, es que si me va mal, tengo muchos años para recuperarme (se ríe). Pero no sé, siento que me tocó un día en que el público será más joven, y eso obviamente es una ventaja. Sería más complicado si fuera un día más familiar. Igual siento que la gente tiene la apertura a escuchar a alguien más joven, como que le quieren dar una oportunidad. Pero no quiero jugar esa carta, quiero presentarme como cualquiera que se tenga que subir a ese escenario, y hacer una buena rutina.
¿Lo pone nervioso la idea de ser parte de los humoristas que no triunfaron en Viña?
Es inevitable pensarlo. El nerviosismo me va y me viene. Hay días en que pienso, "mierda, qué hice", pero luego leo la rutina y me relajo. Estoy yendo a un lugar que me gusta, y si digo cosas que realmente creo y me han pasado, debería estar bien. Incluso si fracaso, sabré que habré ido con mi verdad, no me tuve que disfrazar de algo que no era. Me la estoy jugando por ser muy honesto. De hecho, creo que la gente se va a sorprender, porque contaré cosas muy personales. Antes el humorista como que contaba el chiste, pero tenía una distancia con este: "Había una suegra…", "llegó un curadito…". No tengo nada contra eso, pero ahora, el stand up ha personalizado esas historias: "Llegué yo curado". Y quiero llegar más allá de eso, quiero personalizar el relato. Y me gusta lo que estoy escribiendo.
¿Se considera un seguidor del humor en el Festival, o es algo distante?
Para mí es derechamente como un Mundial para un fanático del fútbol. Es algo que espero mucho todos los años, es mi Super Bowl. Iba al Festival de Viña sólo a ver a los humoristas. Creo que la primera vez que fui fue el año del drama de Xuxa. Y recuerdo que esa noche estaba Memo Bunke. Para mí siempre ha sido una ocasión especial. Veo el humor de todas las noches, y si no alcanzo, veo las repeticiones al día siguiente. Debo haber visto todas las rutinas de los últimos años.
¿Siente que el público de Viña es particularmente exigente, o es algo a lo que el comediante se expone siempre?
La diferencia yo creo es que si me va mal en un pub, se queda en un pub, pero si me va mal en Viña, la repercusión es mucho más grande. Pero, algo que he sentido cada vez que veo el Festival, es que el público siempre está dispuesto a escuchar. Cuando ya no le gusta, o cuando se ofenden, ahí pifian. Pero si te fijas en la última rutina de (Ricardo) Meruane, a él no lo parten pifiando. Lo escuchan al principio. Incluso cuando ya estaban pifiando, hay momentos en que se detienen para escuchar de nuevo. Yo he estado ante públicos que ni si quiera escuchan.
¿Qué podría significar triunfar en Viña para sus planes a futuro?
Lo que me gustaría es que salga bien para después poder hacer una gira bonita por teatros en Chile. El Festival de Viña es muy conocido a nivel internacional, entonces también me va a permitir seguir actuando afuera, cosa que me ha dado buenos réditos. Creo que fundamentalmente servirá para poder decir: "prueba superada, ahora puedo ir por desafíos más grandes".