Cinco años después del diagnóstico de un cáncer, la tasa de supervivencia depende del acceso a la salud y del nivel socioeconómico de un país. Estos factores pueden hacer la diferencia entre vivir cinco o 30 años, según un estudio publicado ayer en la revista The Lancet.

La investigación, conocida como Concord-2, analizó los datos de más de 25 millones de personas de 67 países en diez tipos de cánceres, los más comunes y mortales, confirmando que no da lo mismo en qué país residen los pacientes que tienen la enfermedad.

El estudio, realizado por investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, consideró 10 tipos de cánceres: mama, próstata, cervicouterino, colon, estómago, recto, leucemia, ovarios, hígado y pulmón. Estos dos últimos son los que menos supervivencia tienen, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, lo que hace suponer a los especialistas que en todos los países los pacientes están llegando tarde al diagnóstico.

Según Claudia Allemani, autora principal del documento, la mayor parte de la variabilidad de la supervivencia de los pacientes se debe a factores que sí se pueden modificar, como la disponibilidad y la calidad de los servicios de diagnóstico y tratamiento.

Para Chile, el análisis consideró los registros de cáncer que se llevan en las ciudades de Antofagasta y Valdivia, e incluyó a 2.960 personas. Según estos datos, el 77,1% de los pacientes con cáncer de mama está vivo a cinco años de haber sido diagnosticados. Para el cáncer de pulmón es un 6,3%, de 18% para estómago y 43% para cáncer de colon.

El año pasado, el Foro Nacional del Cáncer Chile, entidad pública -privada apoyada por el Ministerio de Salud, presentó un estudio en el que mostraba cómo diferencias socioeconómicas generan desigualdades en la mortalidad de los pacientes con cáncer. Según éste, las variables socioeconómicas, educacionales, factores étnicos o raciales y el tipo de seguro médico han demostrado incidir en la sobrevida de pacientes con cáncer.

En el cáncer de mama, por ejemplo, las pacientes que no tenían ningún tipo de educación tenían una tasa de mortalidad (por cada cien mil habitantes) de 25,85 mientras que en aquellas con educación superior la tasa era de 9,36 para el año 2010.

Lo mismo ocurre con el cáncer de próstata. La tasa de mortalidad (por cada cien mil habitantes) de los hombres que no tienen ningún tipo de educación es de 176,69, mientras que en aquellos que poseen educación superior es de 9,47.

Los hombres que mueren a causa del cáncer de pulmón también son más entre quienes no tienen educación. La tasa (por cada cien mil habitantes) es de 59,65 y entre los que poseen educación superior, es de 9,13.

Jorge Jiménez de la Jara, presidente del Foro Nacional del Cáncer y académico de Salud Pública de la UC, señala que las personas más pobres tienen un menor acceso no solo a la salud, sino también a las actividades preventivas de pesquisas lo que repercute en que lleguen más tarde al diagnóstico y, por lo tanto, tengan más mortalidad. Pero es solo el menor nivel educacional y socioeconómico el que repercute en las diferencias de salud que tienen los pacientes con cáncer. "La alfabetización en salud no es solo saber leer y escribir, sino que la personas sea capaz de entender el mensaje, en este caso específico del cáncer, de hacer los exámenes de pesquisa. No todos comprenden la importancia de seguir las recomendaciones, de hacer los exámenes", dice Jiménez, cuestión que ocurre incluso en sociedades desarrolladas y en lo que hay que trabajar.