Patrick Henry, uno de los más célebres asesinos de Francia, que escapó por poco a la guillotina después de haber sido condenado por el asesinato en 1976 de un niño de 7 años, falleció hoy víctima de un cáncer de pulmón de los 64 años.
El abogado de Henry, Hugo Levy, anunció la muerte de su cliente en un hospital de Lille, en el norte de Francia.
"Escapó a la guillotina, pero no a la reclusión de por vida", señaló el letrado en declaraciones al canal "Franceinfo".
El proceso de Henry, cuya pena estaba suspendida desde septiembre de 2017 para curarse de la dolencia, suscitó en el país un intenso debate acerca de la conveniencia de aplicar la pena de muerte.
Gracias a la acción de su abogado de entonces, Robert Badinter, el infanticida se salvó de la guillotina, aunque no de la pena de cadena perpetua.
Cuatro años después de su causa, el Gobierno socialista de François Miterrand abolió la pena capital en Francia, a pesar de encontrar en la sociedad de la época una notable oposición entre los franceses.
Henry logró la libertad condicional en 2001, después de 24 años entre rejas, dado su buen comportamiento en prisión en un caso considerado de reinserción modélica.
Sin embargo, en 2002 fue detenido en Sagunto (Valencia, este de España), cuando transportaba en su automóvil diez kilos de hachís que supuestamente había adquirido en Marruecos.
Detenido por los cargos de posesión de drogas y violación de su libertad condicional, pues tenía prohibido salir de territorio francés, Henry permaneció encarcelado en España durante seis meses, hasta su extradición a Francia, donde fue de nuevo encarcelado.