El propio ministro de Cultura, Ernesto Ottone, lo precisó al anunciar la noticia: "Ha sido un día triste para la cultura". Tras el fallecimiento de Nicanor Parra, ayer en la tarde se reveló el deceso de Marcelo Romo, actor de cine y TV que se ganó un espacio gracias a sus apariciones en las exitosas teleseries de TVN durante los 90 y que a principios del nuevo siglo debió retirarse de la pantalla chica al padecer el mal de Alzheimer. Tenía 76 años.
Tras estudiar teatro en la Universidad de Chile, Romo comenzó a participar desde muy joven en el circuito actoral, con un papel protagónico en la versión de Romeo y Julieta de 1964, dirigida por Eugenio Guzmán. Posteriormente, en su salto a las grandes ligas, actuó en la película El Chacal de Nahueltoro (1969), de Miguel Littín. Un año después, demostrando además sus prerferencias políticas y que también lo llevaron a militar en el MIR, se convirtió en el narrador de la Cantata de Santa María de Iquique, espectáculo realizado en el Estadio Chile por Quilapayún.
Una serie de vínculos que le costaron caro: tras el 11 de septiembre de 1973, fue capturado por los militares para después ser conducido al Regimiento Buin, donde fue torturado e interrogado. Posteriormente se fue a Inglaterra y más tarde a Venezuela, donde siguió desarrollando su trabajo actoral.
A su retorno al país, empieza su etapa de mayor notoriedad pública, al integrar los elencos de algunas de las más exitosas telenovelas de la red estatal, como Ámame (1993), Rojo y miel (1994), Estúpido cúpido (1995), Sucupira (1996), La fiera (1999) y Pecadores (2003), la última que realizó.
Luego se le diagnosticó Alzheimer, lo que lo obligó a retirarse de la TV. En 2011 se extravió desde su casa en Ñuñoa, generando que todos sus cercanos se movilizaran en su búsqueda. Fue encontrado al día siguiente. Fue también su última aparición masiva en los medios.