"Vinimos a pasarlo bien y todo esto se convirtió en una pesadilla", afirma desde Machu Picchu, en Perú, Jaime Rojas (23), uno de los 310 chilenos que se encuentran aislados a los pies de la ciudadela inca, luego de que los caminos y las vías férreas quedaran interrumpidos por las fuertes precipitaciones en la zona amazónica del Perú.

Se estima que unos 1.850 visitantes de diversas nacionalidades no han podido salir debido al riesgo de aludes y fallas en los caminos. La mayoría de los chilenos está alojando en hostales y un 20% del grupo está durmiendo en carpas, en una cancha de fútbol, la plaza o en la estación de trenes.

Mauricio Vidal, turista que viajó junto a su hijo de ocho años, dice que debido a la "crisis" el comercio ha subido los precios. "Los restaurantes y el hospedaje han encarecido las tarifas. Algunas personas están sin dinero, pues venían por pocos días", dijo. El cambio de moneda también los ha afectado: antes del evento se entregaba 2,85 soles por  dólar, mientras que ahora la mayoría lo hace por 2,60.

Los chilenos se han organizado debido al evento. Algunos se encargan de monitorear el estado de salud de sus compatriotas y de repartir la comida que queda. Están preocupados por quienes están en carpas: hay bajas temperaturas y cuentan con poco abrigo. "No hemos recibido información ni ayuda de las autoridades locales", dijo Vidal.

Los parientes de los viajeros aislados están expectantes. "Mi mamá ahora está en una estación de tren donde hay muchas personas mayores que están muy angustiadas", relató la hija de Alicia González, Pamela Burboa.

PLAN DE AYUDA
El ministro de Comercio Exterior y Turismo de Perú, Martín Pérez, explicó que en el puente aéreo entre Cusco y Machu Picchu hay un promedio de 10 helicópteros operando, correspondientes a las Fuerzas Armadas peruanas, naves de Estados Unidos que colaboran contra el narcotráfico y privados. "Acá no hay distinción por nacionalidad. Todos los turistas son iguales", dijo.

Pérez remarcó que la prioridad son los enfermos, personas sobre los 60 años, embarazadas y menores. Hasta la tarde de ayer se había trasladado a 120 personas. "No sabemos en qué fecha se podrá sacar al resto (entre ellos, chilenos). Estamos haciendo lo posible", sostuvo.

El ministro aseveró que las naves que salen de Cusco llevan insumos, pero se estima que, si otra vez hay mal tiempo, los alimentos en el poblado durarán dos días. También hizo un llamado a que "el sector turístico de Machu Picchu sea solidario", refiriéndose a las alzas de precio.

El cónsul de Chile en Lima, Alejandro Marisio, fue enviado por la Cancillería a conocer el estado de los chilenos. "Algunos han tenido problemas de alimentación y vestimenta, pues llevan días sin salir", dijo.