Por estar ubicado en el cinturón de fuego del Pacífico, Chile ha sido sindicado como uno de los países con mayor potencial en el desarrollo de la geotermia como alternativa renovable para la generación de energía.
Según un estudio de la Universidad de Chile, el potencial teórico del país -considerando la alta presencia de volcanes a lo largo del territorio- sería de unos 16.000 MW de capacidad instalada. Según el Ministerio de Energía, hoy hay 76 concesiones para exploración otorgadas por el gobierno -principalmente en regiones de Antofagasta y Atacama-, y otras seis para explotación, de las que participan 20 empresas -entre ellas Minera Escondida, Colbún, Antofagasta Minerals y Origin.
Pese a esto, a la fecha no ha entrado en operación comercial ninguno de estos proyectos. Según Rüdinger Trenkle, gerente general de Geoglobal Energy Chile (GGE), los principales problemas que enfrenta el desarrollo del sector tienen que ver con los altos costos de exploración, la lejanía de los campos donde se encuentra el recurso -la mayoría en la cordillera- y la falta de una industria, técnicos calificados y equipos para perforaciones.
"Como en Chile no hay una industria desarrollada en la exploración de gas y petróleo, los costos son más altos. Si en EEUU perforar un pozo estándar -2.500 metros de profundidad- cuesta entre US$ 3 millones y US$ 4 millones, en Chile vale al menos US$ 10 millones", dice el ejecutivo. Trenkle señala que, pese a los estudios, el potencial comercial ligado al desarrollo de la geotermia alcanzaría a unos 2.000 MW entre el SIC y Sing -un 15% de la capacidad instalada-, con la ventaja que tiene un factor de planta de 95% -cantidad de horas continuas de generación en un día-, frente al 20-30% de proyectos solares, con lo que sería una de las únicas Ernc que podría ser usada como energía de base, dice.
El ejecutivo señala que otra de las trabas que enfrenta la industria es la poca información geológica que existe sobre el potencial geotérmico, lo que obliga a las empresas a desarrollar principalmente proyectos "greenfield", haciendo el negocio más riesgoso. A esto se suma que la mayoría de los campos se encuentra en el altiplano o la cordillera, lo que encarece también la futura conexión -mediante tendidos- al sistema troncal de transmisión.
"En otros países los campos de exploración son más conocidos, por lo que en Chile el riesgo de exploración es mayor", dice.
Trenkle reconoce que hoy es difícil para los proyectos geotérmicos conseguir contratos de suministro con grandes consumidores, pero que es necesario eliminar la "burocracia" de los mecanismos de licitación, avanzar en dictar del reglamento de la ley de geotermia, establecer incentivos tributarios para el desarrollo de estos proyectos o mecanismos de estabilización de precios. Estima que en niveles de US$ 100 por MW, la tecnología podría desarrollarse.
GGE desarrolla los proyectos central geotérmica Curacautín, ubicada en el volcán Tolhuaca, entre las regiones del Biobío y de La Araucanía y que está proyectada en 70 MW de potencia instalada. A la fecha han invertido unos US$ 50 millones, los que podrían llegar a US$ 400 millones, dependiendo del potencial de campo.