La familia de Pedro Magdiel Muñoz Salvador, el simpatizante del depuesto presidente Manuel Zelaya, que fue hallado muerto con decenas de puñaladas y señales de tortura, responsabilizó al Ejército y a la policía de la muerte.
"Yo lo vestí cuando lo trajeron, le dieron puñaladas que no son de matar sino para sacar verdad, le quebraron las manos... le dieron tres balazos para matarlo", lamentó Francisco Muñoz, hermano del fallecido.
El cadáver fue velado en la casa de la abuela de Muñoz y planeaban sepultarlo en la tarde de hoy en el cementerio de El Durazno, en la capital hondureña.
Huérfanos de padre y madre, los cuatro hermanos Muñoz Salvador fueron criados por su abuela Trinidad Gómez en la colonia San Francisco, uno de los barrios pobres de Tegocigalpa, con casas de adobe e infestado de pandilleros enclavado en los cerros que rodean la ciudad.
Muñoz fue hallado muerto el sábado en unos pastizales cercanos al lugar donde el día anterior simpatizantes del derrocado Presidente Manuel Zelaya chocaron con la policía y el Ejército.
SIN RESPONSABILIDAD
El viernes, cientos de simpatizantes de Zelaya viajaron desde Tegucigalpa hacia la frontera donde Zelaya regresó de forma simbólica al país.
Luis Cerna, integrante del Frente de Resistencia Contra el Golpe de Estado, indicó que el fallecido era miembro del "comité de disciplina" de esa organización, en la cual militó fervorosamente durante los 26 días que vivió después del derrocamiento de Zelaya y en rechazo al gobierno de facto erigido en el país.
Ever Ottoniel, hermano del fallecido, dijo que éste era albañil y que nunca les comentó que estuviera involucrado en actividades sindicales o de activismo político.
En tanto, el vocero del Ejército, Ramiro Archaga, aseguró que el fallecido no estuvo en poder de las fuerzas armadas en ningún momento. Lo mismo aseguró la Policía: Muñoz "no estuvo detenido por nuestros efectivos", afirmó el comisario de policía Orlin Ferrato.